­El Museo de Bellas Artes de Murcia, Mubam, expone una compilación denominada Reacción y ruptura. Vanguardia frente a tradicionalismo, que es la segunda muestra del ciclo Arte en Murcia con la que se está conmemorando los 150 años de este centro artístico. Dentro de esta exposición, hay obras que se enmarcan dentro del costumbrismo, representado entre otros por el pintor murciano Inocencio Medina Vera (1876/ 1918). Su nieto, el reconocido artista conceptual, afincado en Madrid, Isidoro Valcárcel Medina (Murcia, 1937) participa en la muestra con un trabajo que él define como variaciones sobre el cuadro de su abuelo La umbría de Archena. Mañana, además, ofrecerá una conferencia en el Aula de Cultura de Caja Mediterráneo, tras una mesa redonda que comenzará a las siete de la tarde.

¿Qué supone para usted participar en esta exposición que es como volver a sus orígenes, como un encuentro con su abuelo?

La razón de mi participación ha sido precisamente esto, un encuentro, muy retardado, porque yo ni siquiera le conocí. Ha sido una sensación nueva, gratificante e incluso añorante. He procurado hacer un trabajo en armonía con, o sea, siguiendo la sugerencia de la obra, más que un trabajo personal de raíz nueva. Es una especie de variaciones sobre un tema dado. Tengo afinidad con este cuadro de mi abuelo porque ha estado mucho tiempo en mi casa, tengo una relación sentimental, así que decidí hacer variaciones o delirios o interpretaciones sobre esta obra que me es tan conocida, no en el sentido técnico, pero sí en el valor simbólico. He querido expresar cómo yo he vivido emocionalmente este cuadro, que no me es ajeno. Evidentemente ni por época ni por tendencia tenemos nada en común mi abuelo y yo en cuanto a expresión plástica, pero efectivamente toda mi vida he oído hablar de mi abuelo y he visto mucha obra suya.

¿A usted le pesa su fama de artista reconocido?

No, bueno, eso lo dicen otros. Habría que ver si yo estoy convencido de eso. Yo hago lo que creo que tengo que hacer, luego las interpretaciones pueden ir por ese camino o por el contrario.

He leído que su actitud comprometida con el arte le aleja de los aspectos comerciales de éste. ¿Eso significa que usted no es un artista rico?

Ni falta que hace. Es más, incluso podría ser rico por otras razones y tampoco eso entorpecería al arte. Son dos cosas muy distintas, una está ahí y la otra, allí. A veces coinciden, en mi caso, no.

Hablar del arte poco comercial ¿lleva implícito la marca de arte más selecto, para un público más intelectual?

No podría decir una cosa u otra. El arte aislado de los movimientos comerciales se supone que es más limpio, digamos. Entonces, también se debe suponer que un espíritu intelectualmente desarrollado, creativamente desarrollado, debe ser también más limpio, entre comillas limpio. Quizá podría pensarse en una coincidencia, es decir, este artista no está en las rutas del mercado y yo tampoco estoy en esa ruta porque voy a ver la calidad. Sin embargo, es una coincidencia, no está garantizado, porque hay espíritus muy selectos que no piensan más que en comprar obra por el precio más barato para venderlo por el más caro, es decir, especulan lisa y llanamente y es lo único que les interesa del arte. Y a veces son nobles espíritus.

¿Usted ha hecho siempre lo que ha querido?

Creo que sí.

¿Y eso es para usted un motivo de satisfacción, de orgullo, cuando vuelve la vista atrás?

Más que de orgullo es de bienestar, de decir, qué bien. No más que eso, que me parece suficiente.

Además de artista comprometido, se habla de usted como de un creador coherente e insobornable, ¿no le parece que estos calificativos son excepción en la sociedad actual?

Pero es consecuencia de la propia sociedad, no de quienes seguimos ese otro camino. La sociedad, claro, está montada de manera que el ser sobornable, casi todo el mundo es sobornable y no digamos nada los ilustres, es connatural y ya ni siquiera llama la atención. A mí eso no me divierte y por eso no soy así.

Usted ha protagonizado algunas polémicas con centros como el Reina Sofía o el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, donde decidió pintar un muro blanco con un pincel...

El Macba me pide una obra para la colección, yo no tengo obra en ninguna colección de ningún museo ni quiero tenerla, entonces decidí hacer una obra que no pudieran coleccionar porque era en la pared. Así que ellos se quedan contentos y yo me quedo contento.

¿En qué está trabajando?

En lo mismo de toda la vida. Exactamente igual. Estoy haciendo obras. Estoy preparando un trabajo para Santiago de Chile con el mismo espíritu de autonomía. Es lo que más aprecio, hacer lo que quiero o al menos en lo que creo. Es fundamental y se puede llevar a todos los extremos. Es decir, yo puedo hacer una obra con un tema que me seduce, que me fascina, pero puedo hacer un tema que detesto siempre que tenga libertad para expresarme.