Manolo Belzunce y Miguel Fructuoso sorprendieron ayer en plena plaza de Santa Catalina de Murcia pintando copas sin parar -desde las once de la mañana hasta las diez de la noche- para ayudar de forma altruista al Museo Ramón Gaya, que hace unos años decidió buscar entre los propios artistas y la sociedad nuevas fórmulas para financiar sus actividades. Y tanto unos como otros respondieron. Porque ayer, en la tercera edición de Copas para el Gaya, acudieron a la llamada de la pinacoteca los dos creadores murcianos, así como numerosas personas que se pudieron llevar por 50 euros un cuadro pintado 'en vivo y en directo'.

«Ha sido una experiencia inolvidable, porque pasar de la soledad del estudio a no parar de interactuar con los espectadores, con los niños que se acercan y con los vecinos, para mí ha sido lo más bonito, compartir mi trabajo», comentaba Fructuoso, al igual que el pintor lorquino, encantado de participar en esta iniciativa: «Que la gente disfrute con el arte, que opine sobre lo que quiere (me han comentado hasta qué colores querían en sus copas) y que ayuden a los centros de arte», manifestó Belzunce. Y es que, como buenos pintores, «todo lo que sea colaborar con los centros de arte, bienvenido sea».