Tenía una idea fija en su cabeza, pero FOD decidió aprovechar «el impacto visual» de la galería T20 de Murcia para su nueva exposición, 'Fül/Crûm', que inauguró ayer y que se podrá visitar hasta el 15 de noviembre. En las dos piezas monumentales que presiden el espacio, y en una pequeña escultura, sigue el artista de Puerto Lumbreras indagando en la arquitectura, en los refugios del ser humano y en esos edificios de hormigón inacabados, como lleva haciendo desde hace años.

En esta ocasión, reconoce que también tenía grabado en su cabeza un viaje a Brasil que realizó tras su paso por ARCO el pasado año. «La influencia es brutal, por el color, por la forma de construir de una manera azarosa y, a la vez, intencionada, con viviendas y chabolas hechas de todo tipo de materiales y que, sin embargo, funcionan estéticamente», dice FOD (Francisco Olivares Díaz. Puerto Lumbreras, 1973).

Y estéticamente también funcionan sus piezas en T20, como dice orgulloso este creador, a caballo siempre entre Madrid y su tierra natal. «Se ha quedado espectacular, muy bonita», expresa entusiasmado con el resultado de su nuevo proyecto. En un enorme cuadro, FOD ha experimentado para ver cómo funciona la tinta y el acrílico sobre el lienzo, «en el que chorrea como si fuera agua», hasta dar como resultado una imagen parecida al yeso, junto a franjas de colores fuertes que hacen la vez de puntales y tonos parecidos al hormigón.

Como ya dejaba entrever en su anterior exposición en la sala de arte murciana, Tetris, en Fül/Crûm FOD vuelve a ´salirse de la pared´ y a jugar con la pieza tridimensional en una enorme instalación en la que los puntales manipulados por el propio autor sujetan unas maderas que mantienen el cuadro firme en la pared. En ese afán por reflexionar sobre la construcción y deconstrucción de las ciudades y de esas chabolas «producto de decenas de construcciones derruidas», se deja entrever una crítica y, quizá, su propia reflexión, porque asegura el artista lumbrerense que no pretende que el espectador «busque o reconozca una reivindicación, al menos -añade-, no lo busco de forma intencionada».

Más allá de la crítica, a FOD siempre le ha interesado la necesidad intrínseca del ser humano de encontrar su refugio, un refugio que, en su caso, «como en el de los artistas», él encuentra en sus talleres, en el de Puerto Lumbreras y en el de Madrid, un gran espacio que comparte con otros seis creadores.

«Estamos pasando una época buena, al menos en Madrid, donde el panorama está bastante agitado y hay un movimiento o una labor de colaboración entre artistas y galerías; aunque sí que es cierto que es un momento muy duro para vivir del arte», reconoce FOD, quien habla sin embargo de las facilidades que le permite su estudio de Puerto Lumbreras. «Allí conozco a todo el mundo, es imposible aburrirse, y, si necesitas ayuda del herrero para los puntales o cualquier cosa para el proyecto, es mucho más accesible que la capital», explica.

En ambos talleres -palabra que prefiere a la de estudio- ha ido evolucionando este creador hasta encontrar, como dicen en la nota de la exposición, un lenguaje propio y reconocible. Pero FOD prefiere no pensar en ello. «Es una pérdida de tiempo intentar ser original o planteárselo; al final, tu trabajo evoluciona por sí solo y un cuadro, como me ha sucedido a mí, de repente se convierte en escultura, pero no buscas un lenguaje propio; casi al contrario -concluye-, es bueno contagiarse de la labor de otros artistas».