Llevaba dos años sin exponer en Murcia y Alfonso de la Risca ha regresado con las señas de identidad de su trayectoria, bodegones, objetos de la vida cotidiana y plantas que inundan de color la sala de arte Progreso 80, que se puede visitar a través de su webcam o a través de cita previa -www.progreso80.com-.

«Cada vez que presento una exposición trato temas diferentes, al igual que los materiales, pero el color siempre está presente», dice De la Risca (Murcia, 1971), quien asegura que es una forma de llevarle «alegría al público». «Además -añade-, Murcia es una región mucho color y mucha luz y es lógico que acabe plasmándolo en mis obras».

Del mismo modo lo explica el dueño de la sala de arte, Juan Martínez Lax, en el catálogo de la exposición, donde asegura que el artista murciano transmite a los espectadores emoción: «Su obra suscita en los seres humanos los sentimientos y estdos de ánimo más variados».

Y todo ello con una obra en la que queda impreso el estilo de De la Risca, «que me identifica desde que comencé mi trayectoria» y que, como matiza Martínez Lax, se nutre «de color intenso, limpios planos y estructuras de sencilla factura».

Reconoce el artista murciano que, a pesar de lleva años en el mundo de la pintura, nunca se deja de aprender, «sobre todo al utilizar nuevos materiales y al ir probando una y otra vez hasta conseguir lo que vas buscando». De la Risca ha trabajado con tela y cola para esta exposición, titulada Fides, un reflejo de «la constancia, la continuidad y la lucha» por mantenerse en un mundo en el que cada vez es más difícil sobrevivir.

«Si te gusta el trabajo, por muy difícil que sea, nunca lo dejas; yo pinto todos los días y puedo llegar a hacer 200 cuadros al año». Una muestra de ellos se encuentran ahora en esta sala de arte, que visitan a través de internet personas de todo el país y del extranjero. «Funciona muy bien, recibe numerosas visitas y tiene entradas de gente de Japón y de América, por lo que es una oportunidad de dar a conocer tu obra más allá de nuestras fronteras», dice De la Risca, que con Fides abre un poco más la puerta, como dice Martínez Lax, para reconocer tanto su trazo como su propia existencia.