El compositor y pianista lisboeta Rodrigo Leão abre esta noche en el teatro Circo el ciclo de conciertos por la tolerancia del festival Murcia Tres Culturas con un repertorio de temas más desnudos de arreglos en el que se hace acompañar por viola, chelo, acordeón, guitarra y la voz de Scott Matthew.

Este concierto, el primero en España de presentación de su álbum "La montaña mágica", que llega mañana al madrileño teatro Häagen-Dazs Calderón, viene ya muy ensayado tras seis meses de rodaje por los escenarios.

Tiene una base eminentemente instrumental, con solo dos temas cantados por el vocalista australiano afincado en Nueva York: "Alfama", de la época de Leão en Madredeus, y "Pasión", compuesta en su juventud.

"Este disco ha sido trabajado con una mayor simplicidad" que los anteriores en los arreglos, instrumentación y orquestación (en alguno de los anteriores ha cantado hasta un coro): "Necesitaba esa sencillez, no ha sido un cambio premeditado, sino un proceso muy intuitivo cuando me planteé componer nuevas músicas", ha dicho hoy en rueda de prensa en Murcia.

"Sentía esa necesidad de componer con otros instrumentos, no siempre con los teclados", después de trabajos anteriores con colaboraciones orquestales, corales y de muchos cantantes, ha añadido el que fuera fundador y miembro de Sétima Legião de 1982 a 1985, junto a Nuno Cruz y Pedro Oliveira, y de Madredeus desde este último año a 1994, junto a Pedro Ayres Magalhães.

De estos dos grupos "se han mantenido durante estos últimos 30 años muchas cosas" en la música que ha compuesto durante su carrera en solitario, y en este último disco "hay más guitarras, lo que puede que en cierto sentido sea una influencia" de su etapa en Sétima Legião, ha reconocido.

Leão se ha declarado "autodidacta y formado en el pop de los años 80", por lo que no considera que su música pueda ser considerada "una nueva clásica contemporánea, que sí existe, pero es más erudita", ha precisado el autor de ocho discos en solitario desde 1993, a los que suma su participación en dos compilaciones.

"Tras salir de Madredeus traté de hacer música más minimalista, más electrónica, más sinfónica, con muchos sintetizadores, pero en 2000, después del disco 'Alma mater', cambié de banda y tengo importantes influencias del pop, del tango, de la música clásica y de la tradicional portuguesa; hay alguna aproximación al fado en algunos temas, pero no más", ha explicado.

Preguntado por cómo afecta al mundo de la música la delicada situación económica y el rescate de su país natal, ha afirmado que, "a pesar de que la crisis es muy grande en Portugal y de que cada vez se venden menos discos y es más difícil producir conciertos, todavía hay una energía musical muy grande. No solo es importante que haya una adaptación a los momentos que estamos viviendo, sino que además es necesario".

En lugar de grabar en un mes, los músicos deben hacerlo ahora en una sola semana; en vez de cobrar los cachés de antes de la crisis, hay que rebajarlos, y se han cambiado los grandes teatros, escenarios y festivales por salas más pequeñas, ha puesto como ejemplo de esa adaptación.

En cuanto a cómo afecta la crisis a los lusos de a pie, ha resumido a Efe: "Se siente por las calles que las cosas están muy difíciles, pero hay un poco de esperanza en que algo va a cambiar para mejor en los próximos años".

"Sigue habiendo gente que saliendo", y en el bar que regenta junto a su mujer en el popular barrio Alto lisboeta, llamado Frágil, "continuamos haciendo eventos, conciertos y exposiciones, y personalmente siento que en la gente hay todavía una energía especial"