No consigue mejorar los resultados de las dos entregas previas, El diario de Bridget Jones en 2001 y Bridget Jones: sobreviviré en 2004, y eso es algo casi imperdonable teniendo en cuenta los medios de todo tipo con que ha contado la película, desde un reparto espléndido hasta un argumento salpicado de ideas que, por desgracia, no han sido convenientemente aprovechadas. Con todo, el déficit más ostensible de calidad hay que buscarlo en la realización, donde Sheila Maguire no ha logrado el objetivo de repetir los laureles de la primera cinta, que ella misma dirigió, ni situarse al mismo nivel de la segunda, que firmó Beeban Kidron. Todo ello se traduce en una cinta irregular, con altibajos y con desiguales momentos que junto a diálogos a veces brillantes y divertidos ofrece soluciones un tanto sosas.

Es cierto que puede calificarse de entretenida si no se es muy exigente, con una ligera mejoría en su parte final, pero cabía esperar algo de más entidad. Con una Renée Zellweger en baja, hasta el extremo de que en los últimos seis años solo había aparecido en una película, The whole truth que no se vio en España, nadie pone en duda que su reencuentro con la madura británica, después de toda una década, elevará su cotización en los cines de todo el mundo y hasta podría encauzar una cuarta parte a partir de un final que deja abierta esa posibilidad con una sorprendente noticia.

De cualquier forma sería injusto no atribuirle los méritos de haber configurado con Bridget una mujer singular y con dosis de encanto que tuvo el acierto de conectar de lleno con infinidad de «damas» deprimidas por su soledad, su frustración sexual y esa sensación de que lo mejor de ella estaba en vías de desaparición definitiva. Con este panorama empieza esta entrega, pero ahora el destino tiene reservado para ella algo así como un premio de la Primitiva. Y es que no sólo regresa a sus brazos su ex amante Mark, que se ha casado con otra y no es feliz, sino que también disfrutará en la cama de los encantos de un apuesto y simpático norteamericano, Jack.