Es otra muestra de la singularidad del cine de Adán Aliaga, el director de San Vicente de Raspeig que desde que debutó en 2006 con el magnífico documental ´La casa de la abuela´, que sigue siendo su mejor trabajo y que fue nominado al mejor documental en los premios del Cine Europeo, ha forjado una obra formada por siete largometrajes y varios cortos tan peculiares como insólitos.

En 'El arca de Noé' nos sumerge en los momentos álgidos de la crisis económica con una mezcla de humor y de dramatismo que resulta sorprendente. Es la historia de unos individuos que atraviesan una situación desesperada que les ha dejado al borde de la indigencia. Sin posibilidades de encontrar empleo, han de soportar los comentarios en la radio de un presidente del gobierno que insiste en su visión optimista del futuro, que en su opinión, contempla ya signos inequívocos y esperanzadores del fin de la pesadilla.

Codirigida con su paisano David Valero, su mayor hándicap es que omite demasiados datos que serían fundamentales para entrar de lleno en las imágenes. Con muy pocos diálogos y vagas referencias a los verdaderos problemas que los protagonistas atraviesan, seguimos los pasos de dos guardias de seguridad, Paco y Miguel, que siguen trabajando en una fábrica en lamentable estado que ya cerró sus puertas. A pesar de que trabajan juntos ocho años no se dirigen la palabra, ni siquiera para expresar cómo ha ido la jornada.

Una situación que cambia por completo cuando estalla la crisis y pierden el trabajo. En esa tesitura el foco se abre, asimismo, a tres mujeres, sobre todo, que están vinculadas en distinto grado con los vigilantes y que introducen el factor sexo en la película. La parte más oscura y con mayor potencial para desorientar al espectador es la media hora final, que coincide con la decisión de Paco y Miguel de construir una nave espacial para escapar del mundo. Una salida entre surrealista y metafórica que aporta a la cinta un toque entre mágico y de cuento de hadas y que se refuerza al comprobar que la crisis se va diluyendo en un escenario que contempla la súbita felicidad de los personajes. Un cambio de objetivo notorio que, sin embargo, no anula todos los resortes imaginativos de un producto a tener en cuenta.