La simpatía que desprenden sus personajes, especialmente el protagonista, Oh, un miembro del colectivo Boov que acaba de aterrizar en nuestro planeta junto a muchos de sus congéneres, es el elemento esencial y más destacado de este correcto y a veces encomiable largometraje de animación de los Estudios DreamWorks, que subraya, por encima de todas las cosas, el valor de la amistad, en este caso intergaláctica, y en segundo plano de las diferencias y de la individualidad.

Es una adaptación del libro de Adam Rex The True Meaning of Smekday que puso en marcha el director Tim Johnson, autor previamente de tres largometrajes animados muy curiosos, Hormigaz, Vecinos Invasores y Simbad. La leyenda de los siete mares, cuando comprobó, al leérselo a sus hijos en la cama, que estaban encantados con el relato. Consciente de que lo fundamental de la cinta era, por un lado, dotar a los personajes clave de ternura y de capacidad de fascinación y, por otro, de intensificar los vínculos que se establecen entre el Boov Oh y la terrícola Tip, una niña mulata que tampoco ha encontrado todavía los estímulos que anda buscando.

El caso es que cuando Oh y Tip se encuentran todas las circunstancias luchan en contra de su amistad, pero tiene algo en común y es que ambos son marginados que no encajan en sus mundos respectivos. Lo que en principio parece una relación condenada al fracaso va, sin embargo, derribando barreras a lo largo de una hermosa aventura, el viaje alrededor del mundo que acaba uniéndolos. El inconveniente primordial es que Oh, como todos los Boov, es un ser con mentalidad de rebaño que venera la conformidad y siente que la felicidad se logra a partir de la supresión de la individualidad. Sobre semejante premisa, los suyos han llegado al Tierra con el ánimo de conquistarla.

En ese proceso se dejará constancia de que Oh tiene rasgos muy personales, especialmente que es listo y muy trabajador y que añora la amistad con los otros Boov, alérgicos a cualquier signo mutuo de familiaridad. En este entorno florecen, contra viento y marea, los vínculos que convierten en entrañables amigos a Oh y a Tip.