Lleva tan lejos sus propuestas dramáticas que involucra de lleno al espectador en lo que está viendo, haciéndole partícipe de la angustia que sufre el protagonista, víctima de una injusticia que ha adquirido caracteres de sentencia popular. Es otra muestra del vigor, de la contundencia y de la capacidad de análisis del director danés Thomas Vintenberg, que ya acometió denuncias flagrantes de alta intensidad en títulos de la categoría de ´Celebración´ y ´Submarino´.

Demuestra, una vez más, que es uno de los cineastas más lúcidos y comprometidos del actual cine europeo y de los más dotados para sacar a la luz los trapos sucios de la sociedad actual. Por eso logró en el Festival de Cannes el premio al mejor guión y a la mejor interpretación masculina, este último para un Mads Mikkelsen, convertido en el actor nórdico más internacional del momento, realmente soberbio.

Lo que cuenta la cinta tiene que ver tanto con una falsa acusación que, además, tiene carácter colectivo y adquiere caracteres de injusticia, como de una histeria generalizada que no se sustenta sobre ninguna base sólida. Lo cierto es que como consecuencia de ello Lucas, un hombre de 40 años que vive la soledad de una reciente separación de su esposa y la ausencia de un hijo adolescente, al que solo puede ver un día cada dos semanas, se convierte en el enemigo público número uno, un ser despreciable del que toda la comunidad abomina. El escenario es un país tan avanzado como la Dinamarca de hoy, que podría representar, por tanto, a cualquier punto del planeta.

En una pequeña localidad vive un Lucas que colabora en las tareas de ayudar a los pequeños de una escuela infantil tras haber perdido su empleo como profesor. Precisamente de esa función y de su relación con una niña, Klara, que acude al parvulario y que es la hija de sus mejores amigos, salta la chispa que va a subvertir los valores de todo un entorno social. Súbitamente y con la más absoluta indefensión, el protagonista será acusado de abusos sexuales con Klara y convertido primero en un tipo despreciable y después en reo de la justicia. Estas son las constantes que configuran el magnífico trabajo de Vintenberg, que saca del tema, con rigor y convicción, todo el partido posible.