No sólo refuerza la talla profesional del director canadiense Denis Villeneuve, sino que saca a relucir virtudes que no habían asomado todavía en su obra. Y es que el autor de 'Prisioneros' y 'Sicario' ha logrado el difícil y arriesgado equilibrio de fundir en una misma película un relato de ciencia-ficción, que además es sumamente original, con un drama psicológico que no deja de sorprender. Es cierto que en la segunda mitad se produce alguna reiteración que puede afectar al equilibrio narrativo de la película, pero es superado sin que cause daños irreparables.

De ahí que no es baladí que 'La llegada' confirme la versatilidad del cineasta y su pericia para moverse en un único producto en ámbitos casi incompatibles. Parte, eso sí, de los aciertos hay que atribuírselos, asimismo, a la actriz Amy Adams, que no en balde tiene cinco nominaciones a los Oscars, entre otras por 'The fighter', 'The master' y 'La gran estafa americana'. Villeneuve parte de una historia nada común que se desarrolló a partir de un relato corto que, en principio, debía haber adaptado él mismo sobre la base del libro de Ted Chiang, pero que no pudo asumir porque, según él mismo confesó, no sabía muy bien cómo hincarle el diente, porque era muy intelectual, de una forma muy sólida y hermosa pero, desde un punto de vista dramático, un poco difícil de articular.

Superado el trance, gracias al guión de Eric Heisserer, preparó el terreno para plasmar, por un lado, el caos mundial que se produce cuando tiene lugar la invasión de nuestro planeta por varias naves de otros mundos y, por otro, las terribles secuelas que sufre una prestigiosa lingüista, Louise Banks, que colabora con el ejército norteamericano para poder entenderse con los extraterrestres, tras la pérdida irreparable de su hija. Aunque con numerosas vueltas atrás que le traen momentos íntimos con su hija, la película transcurre en el dispositivo montado por las fuerzas armadas para estar cerca de unas naves que les permitan contactar con su tripulación.