Aborda numerosas e interesantes cuestiones, tanto en el ámbito familiar, especialmente, como en el sentimental y maternal y aunque no está en la tónica ejemplar de buena parte de la obra del director, que incluye títulos como 'Los pasos dobles' -que ganó la Concha de Oro de San Sebastián-, 'Los condenados' y 'La leyenda del tiempo', contiene elementos más que interesantes que hay que valorar. Por eso ganó los premios al mejor director, a la mejor actriz (Emma Suárez), al mejor montaje y el galardón especial del jurado en el Festival de Málaga. Es la octava película del catalán Isaki Lacuesta, que aquí codirige la cinta con su habitual guionista, la debutante detrás de la cámara Isa Campo, y aunque ha tenido un estreno muy restringido en nuestras pantallas forma parte de ese cine español que rompe los esquemas de la trivialidad y la rutina. Lástima que nos llegue con una copia doblada realmente funesta en la que los tres idiomas que se hablan en el original, el castellano, el catalán y el francés, se reducen a uno.

Concebida en 2006, cuando el proyecto de que Lacuesta rodara con la actriz Emma Suárez tomó cuerpo, ha debido esperar diez años para hacerse realidad. De hecho los cambios operados en este tiempo han sido tan profundos que lo único que ha permanecido igual es el personaje de la protagonista, una Ana madre que encuentra por fin a su hijo Gabriel, ahora conocido como Leo, ocho años después de que desapareciera sin dejar rastro de la institución francesa en la que estaba internado. Convencida frente a la opinión generalizada en contra de que su hijo vivía, Ana encuentra, por fin, un lugar para la satisfacción, habida cuenta de que su marido fue víctima de un suceso trágico. Frente a viento y marea, trata de adaptarse a la nueva vida con su hijo en el entorno de un clima hostil que se intensifica cuando parte de sus familiares dudan realmente de que el muchacho aparecido sea Gabriel. Su hermano Enric es el más incrédulo al respecto. Hay más personas afectadas por la nueva realidad, de modo que el punto de vista es coral, si bien no todas emanan la necesaria consistencia.