Decepcionante en todos los ámbitos, este thriller de espías que involucra a la CIA y al FBI en un mismo caso no da la talla ni en el plano de la tensión y del suspense ni en el de una realización plana que impide que el relato llegue a generar el dinamismo que pretende. En este caso salta a la vista que la condición de debutante del director, Michael Brandt, ha sido determinante a la hora de no cerrar las vías abiertas de la trama, al menos en un sentido satisfactorio, que se pierde en un laberinto de datos nada llamativo.

Richard Gere, que no es un gran actor pero sabe aportar presencia y en ocasiones consolida películas poco relevantes, no puede sacar adelante un personaje que está mal definido desde sus orígenes.

Convertido en un agente de la CIA ya jubilado, Gere trata de dar vitalidad a Shepherdson que ha de volver a las andadas cuando el asesinato de un senador en Estados Unidos hace saltar las alarmas de un caso no resuelto definitivamente en su día, en los años ochenta. Aunque las sospechas hacen pensar que el crimen puede estar vinculado a un ex agente de la KGB, Cassius, Shepherdson rechaza semejante tesis al estar convencido de que el supuesto asesino está muerto y de hecho no ha dado señales de vida desde su desaparición.

El FBI y miembros de la Agencia, sin embargo, recuerdan que el cadáver nunca llegó a aparecer.

Sobre este planteamiento, que podría haber dado mucho más de sí, se desarrolla un guión que nunca consigue elevar el tono desvaído de la intriga.

Es cierto que se producen giros sorprendentes que dan un sentido nuevo a la narración, pero es una opción tan forzada como inverosímil que no se ha logrado arropar con los ingredientes necesarios para que tome cuerpo. De este modo, la peripecia profesional del protagonista, enfrentada siempre a la de su colega Geary, que está convencido de que Cassius ha reaparecido para culminar su terrible venganza, carece de estímulos y a veces pierde incluso la necesaria intensidad para atrapar al auditorio, algo que apenas logra en el conjunto de la proyección.