Pone de manifiesto de inmediato su condición de secuela de ´Una verdad incómoda´, que vimos en 2006 y que supuso un notable impacto en las pantallas por los aspectos de notable relieve que sacaba a relucir en relación con el cambio climático, fruto del intenso y soberbio trabajo del ex presidente de Estados Unidos, Al Gore y los problemas que este fenómeno representaba de cara al futuro inmediato de la humanidad.

Por eso, ´Una verdad muy incómoda: ahora o nunca´ no está a la misma altura del documental precedente, que dirigió Davis Guggenheim y que, no debemos olvidar, conquistó dos oscars de Hollywood, el de mejor documental de largometraje y el de mejor canción original para ´I need to wake up´, interpretada por Melissa Etheridge. Las claves residían en que mientras la primera película efectuaba un diagnóstico en profundidad de la preocupante realidad de ese cambio climático que ponía en riesgo el propio futuro del hombre como consecuencia del aumento de nivel de las aguas del planeta, sobre todo como consecuencia del deshielo de los icebergs, ésta que ahora nos llega no hace otra cosa que poner al día ese panorama desde una perspectiva más optimista. Eso no quiere decir que el tema no atraiga o que su contenido sea discutible, porque sigue mostrando aspectos del mismo harto preocupantes, pero que tenían una exposición más objetiva y reveladora.

Aquí se asiste, por un lado, al trabajo cotidiano de Gore en su país, sobre todo en zonas como el estado de Florida, amenazado de frecuentes inundaciones que pueden sumergir poblaciones que están al nivel del mar, y por otro a puntos clave del planeta en los que, como sucede en Groenlandia, el deshielo de los icebergs a tenor del incremento de la temperatura colocan en situación de alto riesgo, entre otras, a islas del Indico y del Pacífico.

Con foros importantes que convocan a la mayoría de países del mundo en los que se debaten estas cuestiones y se adquieren en su caso compromisos para evitar el calentamiento global.