"Me gustaría dedicar este premio Goya a toda esa gente en este país que ha perdido sus casas, sus ilusiones, sus esperanzas, su futuro, e incluso sus vidas, por culpa de un sistema quebrado, injusto, obsoleto que permite robar a los pobres para dárselo a los ricos", ha dicho Maribel Verdú al recoger su Goya.

Verdú ha sorprendido al auditorio con su dedicación, que la ha respondido con un cerrado aplauso, al dedicar a los desahuciados el segundo Goya de su carrera, conseguido por su papel de madrastra en el singular cuento de "Blancanieves" de Pablo Berger, que con el que la madrileña acapara siete Goyas.

Tras enumerar una por una a sus competidoras en la categoría, a las que no solo alabó sino que también les dedicó el premio, Verdú dio las gracias a la Academia: "por confiar en mí y hacerme este regalo".

Maribel Verdú dedicó también parte de su agradecimiento a Pablo Berger por darle "la mala más mala en 29 años de carrera" a la que le ha "cogido el gusto".

"Gracias -ha insistido dirigiéndose al director de Blancanieves- porque entiende la profesión como yo la entiendo, como una manera de disfrutar y hacer disfrutar a los que te rodean y por no hacer sufrir a nadie; por tu educación constante y por tu paciencia infinita".

Aún le dio más gracias a Berger "por no perder nunca la sonrisa y por el buen ambiente creado", y agradeció también a los técnicos y de actores y, especialmente, "a mis Blancanieves, a la niña y a la grande".

Sin olvidar a su familia, en especial a su madre que la "llevó de la mano de un casting a otro para hacer realidad un sueño", y a su marido Pedro Larrañaga.

Verdú, nominada en otras nueve ocasiones y ganadora de otro Goya por su actuación en "Siete mesas de billar francés" en 2007, se ha impuesto a la joven candidata Aida Folch, a la ganadora de un Óscar Penélope Cruz y a la australiana Naomi Watts.