El famoso intérprete de películas como "Jamón, jamón", "Historias del Kronen" o "La buena estrella", es también, y casi a la vez que actor, escritor, director de cortos y pintor, actividad ésta que le ha llevado a exponer incluso en Hollywood, donde su colega Johnny Depp le compró diez cuadros.

"Lo importante es hacer las cosas y hacer que la palabra error sea una cosa buena, no mala", filosofa el actor en una entrevista con Efe en la galería Gaudí de Madrid donde expone durante unos días una treintena de cuadros de estilo cercano al impresionismo abstracto.

"Son cuadros, algunos de 2004, que aún he sacado de los marcos para volver a retocar; otros, de 2007, y los hay de la semana pasada. Es que para mí un cuadro no está terminado hasta que no se vende", y lo pierde de vista, apunta.

El pintor, que dice haber aprendido en EEUU que una exposición de cuadros se ve mejor en tres o cuatro días que en un mes, califica sus obras de "bastante fáciles en el sentido decorativo de lo que pide una casa en España".

"Me gusta saber lo que a la gente le gusta para yo poder hacerlo, cosas que pongan en su casa y no agredan, amables, limpias", explica.

"El público es esencial; creo que es bueno pensar en el que va a mirar... Uno quiere gustar, no gustarse", argumenta este artista que sonríe lacónico cuando le recuerdan que en su biografía de una famosa página de Internet se le nombra como "reconocido sex-symbol".

Cuenta que, cuando debutó como actor en "Jamón, jamón", de Bigas Luna, con otros jovencísimos principiantes llamados Javier Bardem y Penélope Cruz, no "era consciente" de que en ese momento abría a la vez otras tres vías de expresión que le acompañarían hasta hoy mismo: la actuación, que se le daba muy bien, la escritura, la dirección de cortos y la pintura.

Sobre el director Bigas Luna, fallecido anoche a los 67 años en La Riera de Gaià (Tarragona), ha dicho hoy, muy afectado, que será siempre su padre artístico y un punto de referencia en su vida.

Como actor, el catalán ha competido en cinco ocasiones por un Goya y ha recibido reconocimientos muy variados, el último, en el Festival de Cine de Miami, por la tragicomedia coral de Cesc Gay "Una pistola en cada mano", donde comparte galardón con todo el elenco.

Ha trabajado con directores del prestigio de Bigas Luna, Pedro Almodóvar, Peter Greenaway, Montxo Armendáriz, Ricardo Franco o Fernando Colomo.

Estudió en la Escuela de Teatro de Barcelona, pero también en Italia, Hungría e Inglaterra, y es uno de los pocos intérpretes españoles que ha rodado películas en catalán, italiano, castellano, francés e inglés sin doblaje.

En cine, tiene pendiente de estreno para septiembre "Riddick", con Vin Diesel, "un tío que tiene tirón, aunque un poco 'tocahuevos' para trabajar con él", a pesar de lo cual, le regaló gustoso uno de sus cuadros.

También pendiente de estreno tiene la comedia mexicano-estadounidense "I Brake for Gringos", que probablemente no llegue nunca a España, como ha sucedido con diez de sus últimas películas, rodadas en Italia, Inglaterra, Francia, Argentina, Canadá y Estados Unidos: desde "El cónsul de Sodoma", por la que fue nominado al Goya, sólo la última, la de Cesc Gay, es española.

Su proyecto más inmediato está en Italia para una película "pequeña" de un director debutante sobre "lo que está pasando en las calles", apunta.

En cuanto a su vida en Hollywood, el actor asegura: "llegar a Los Ángeles no son flores y violines. Es muy duro y hay mucha soledad. No eres quien te creías que eres, te tienes que redimensionar. Hay que echarle valor" y añade que, por eso mismo, ha aprendido "muchísimo", buscándose el trabajo y "conociendo el sistema".

"Los americanos son muy de ir a tiro hecho: ahora es Javier (Bardem) y todo lo hace Javier, pero un día ya no será, y él se preguntará por qué. Y antes fue Antonio (Banderas). Es decir, queman las cosas, eso es muy de la sociedad americana. Pero bueno son las leyes del mercado".