Como había anunciado, Borja Cobeaga ha cambiado de tono en su última película "Negociador", una parodia de una negociación entre el Gobierno y ETA llena de "chapucerías" en clave de comedia pero con menos "gags" de los esperados y un protagonista, inspirado en Jesús Eguiguren, tocado por el patetismo.

El tercer largometraje de Cobeaga, que también firma el guión y es responsable de la producción, ha sido presentado hoy en el Festival de Cine de San Sebastián, ante una gran expectativa por el nuevo trabajo de uno de los responsables del éxito de "Ocho apellidos vascos".

Sin embargo, tal y como ha reiterado en numerosas ocasiones el propio Cobeaga, quien espere la consecución de "gags" desternillantes como en la película protagonizada por Dani Rovira saldrán decepcionados porque, aunque hay momentos en los que los espectadores han reído a carcajadas, la película busca otro tono.

De hecho, Cobeaga ha señalado en una entrevista con Efe poco después de concluir el pase de la película, que "no tiene nada que ver" con su anterior trabajo, y ha buscado el color de anteriores obras como el corto "Éramos pocos".

"Una comedia tristona", ha definido Cobeaga que ha reconocido que estaba cansado de la "presión" que ha tenido en otras películas en las que sentía que le medían el tiempo en el que el público se reía.

La película narra las vicisitudes de Manu Aranguren, un político vasco que ejerce de interlocutor del Gobierno español en las negociaciones con ETA.

La historia está "inspirada", recalca Cobeaga, en las negociaciones que Jesús Eguiguren mantuvo en Oslo con los dirigentes de ETA Javier López Peña "Thierry" y José Antonio Urrutikoetxea "Josu Ternera".

El director asegura que no se ha buscado la caracterización del personaje y que se trata de una "interpretación" del político vasco, aunque los paralelismos con el expresidente del PSE-EE son más que evidentes.

Sin embargo, Cobeaga asegura que los actos más solemnes están rodeados de "patetismos y chapuzas" como pudo comprobar en la investigación que llevó a cabo para elaborar la película.

"A partir de ello hemos fantaseado", aunque hay elementos que son reales y están recogidos de los testimonios del propio Eguiguren, como las estrecheces que pasó porque no podía sacar dinero con tarjetas electrónicas.

"No es una crónica de Eguiguren sino de sus andanzas que dan pie para contar otras cosas", dice Cobeaga, que califica a "Negociador" como su película "más personal" aunque es consciente de que se ha metido en un terreno espinoso como son las negociaciones con ETA.

Sin embargo, cree que el público reaccionará con una "lección de madurez" como lo ha hecho con "Ocho apellidos vascos", aunque en "Negociador" no está presente el humor blanco que impera en la otra.

Respecto a las reacciones que suscite la película entre los aludidos, espera que entiendan que no es una crónica política sino un retrato de "los aledaños", un "retrato ficcionado de los detalles que rodean a una negociación".

"No sé si he hecho una película imprudente, pero lo peor es la autocensura", sentencia el director, que asegura no haber sentido presiones de ningún tipo y que la financiación no ha sido "especialmente complicada".

Esperará, no obstante, al eco que tenga la película antes de profundizar en el otro proyecto que le ronda la cabeza: un comando de ETA se esconde en un piso franco pero es nombrado presidente de la comunidad.

"Quiero hacer lo que el impulso dicta, pero no soy un sociópata y habrá que ver cómo se desarrolla esta película para iniciar la siguiente", concluye