Nacida en Portland, en 1985, lleva desde niña pisando las tablas de Broadway y los platós de Hollywood. Para el cine se dio a conocer en Crepúsculo y gracias a su candidatura al Oscar por Up in the Air. Estos días retoma su papel como cabecilla de las Barden Belles, grupo musical universitario en Dando la nota, aún más alto, exitosa franquicia cómico musical.

Tras participar en la taquillera Crepúsculo se mostró reticente a aparecer en más series de películas. ¿Cómo la convencieron para la segunda parte de Dando la nota?

Convenciendo a las demás. Nos pasábamos el día mandándonos mensajes: "Oye, ¿a ti te han contratado ya?". "Pues a mí no me han llamado". "A mí, sí", decía otra. Fue muy divertido. Como lo son estas películas. Muy agradables de ver y de interpretar. Ahora ya no temo encasillarme.

Su vida profesional, aunque se desarrolle en el cine y en el teatro, está marcada por la música. ¿Le acompaña también en su tiempo libre?

Claro. Creo que hay quien piensa que demasiado. Lo leo en su cara cuando paran a mi lado en un semáforo y me descubren cantando a voz en grito mientras conduzco. Es algo que me encanta hacer.

Si tiene usted una voz estupenda...

Puede ser, pero es muy raro escuchar a alguien cantando cuando no te lo esperas. En cualquier caso, a mí no me gusta verme cantar en pantalla.

¿Cree que la música es un buen bálsamo para tiempos difíciles?

Debería ser así, y para mí lo es, pero no me atrevo a asegurar que tenga cualidades terapéuticas para todo el mundo. A mí la música me viene muy bien cuando me enfado, pero si recurro a una canción para alegrarme la tristeza, esa sensación se le pega, de forma que cada vez que la escucho después me da mal rollo.

Debutó en el teatro neoyorquino a los trece años en el musical Alta sociedad y casi gana un Tony. ¿Qué recuerda de sus primeros días?

Lo ingenua que era y lo poco que sabía. Estaba de los nervios el día del estreno porque creía que estarían los críticos entre el público. Hasta que le pregunté a la primera actriz por qué ella estaba tan tranquila, y me dijo que ya habían venido dos días antes para que sus artículos se publicaran a tiempo. "No te lo dijimos para que no pasaras mal trago", me explicó ella. Pero me puse de los nervios igual.

Suele interpretar a mujeres decididas y con carácter; no hay más que recordar a la Cenicienta de la reciente Into the Woods. ¿Es así en la vida real?

No. Soy un ratoncito blanco en realidad (risas). Es broma. Creo que hay por ahí mucha gente que piensa que soy bastante cabezota y que tiendo a expresar mis opiniones con mucha rotundidad. Incluido algún novio.

Fue candidata al Oscar por encarnar a una joven ejecutiva cuyo trabajo es despedir a los demás utilizando fórmulas de manual en Up in the Air. Viendo las cifras de paro, lo mismo ya no tiene tanta gracia...

Bueno, se pretendía jugar con la ironía y llegar a la comedia a partir de ahí, pero no imaginábamos que las cosas llegarían tan lejos. Para mí, personalmente, fue un arma de doble filo. Me dio prestigio y popularidad, pero durante un tiempo sólo papeles de chicas entre ingenuas y ambiciosas.