Mucho antes de ganar dos Oscar por Philadelphia y Forrest Gump, Tom Hanks era un estudiante de instituto que buscaba su gran oportunidad para triunfar en el cine. Como prueba de esos días, queda una carta que el actor envió al oscarizado director George Roy Hill.

Un documento que Hanks escribió cuando tenía 18 años, tras ver en el cine The Sting, según publica NPR. Este tesoro de Hollywood, que recientemente ha salido a la luz, se encuentra en la Biblioteca Margaret Herrick de la Academia de Cine estadounidense, situada en Beverly Hills.

Tras elogiar la cinta que le valió un Oscar a mejor director a Roy Hill, Hanks pide sin rodeos su oportunidad en la carta. "Es el momento adecuado para que tú me descubras. Sé que en este momento te estarás preguntando 'Quién es este chico?' y puedo entender tu recelo. No soy nadie.", empieza el actor.

"Nadie fuera del instituto Skyline ha oído hablar de mí...mi estilo no es deslumbrante. No soy como un Dios griego y no puedo dejarme bigote, pero creo que si la gente paga por ver ciertas películas...pagarían por verme a mí", asegura Hanks en su carta.

Después el joven y osado Hanks le sugiere dos opciones para que le descubra. "Podemos hacerlo del mismo modo que Lana Turner fue descubierta, estoy sentado en el taburete de una tienda de soda y tu entras y te das cuenta de que estoy y ...soy una estrella", explica.

"O quizá lo podemos hacer de esta manera: Yo voy a tu oficina un día y pido trabajo. Para deshacerte de mí, tú me dejas aparecer en tu próxima película. En el rodaje, el protagonista se rompe la pierna en el camerino y, como tienes que cumplir los plazos del rodaje, tú me escoges arbitrariamente para hacer su parte y ...soy una estrella", sugiere Hanks.

Eso sí, el ahora actor de éxito, quiso dejar una cosa muy clara a George Roy Hill en su misiva: que no buscaba ser una "estrella de Hollywood, con todas las chicas trepando a mi alrededor", sino "solo un chico estadounidense que ha conseguido tener éxito, posee un Porsche y puede llamar a Robert Redford "Bob".