En 1982, la imaginación de Steven Spielberg engendró una de las criaturas más maravillosas que hayan aparecido en una pantalla, el extraterrestre E.T., referencia obligada para su última obra, el gran gigante bonachón que ese mismo año inventó la pluma del autor británico Roald Dahl.

En "The BFG", presentada hoy fuera de competición en el Festival de Cannes, Spielberg aprovecha las nuevas tecnologías para animar al personaje del gigante, que interpreta su nuevo actor fetiche, Mark Rylance -ganador del Oscar al actor secundario por "Bridge of Spies".

Al igual que E.T., el gigante contará con la ayuda de los niños, en este caso de la pequeña huérfana Sophie (la debutante Ruby Barnhill), para intentar hacerse comprender en el mundo de los adultos, de quienes se esconde cada noche en sus correrías por las calles de Londres.

Esta amistad conseguirá acabar con los malvados gigantes que se dedican a secuestrar niños para comérselos, gracias también a la intervención providencial de la reina de Inglaterra.

"The BFG" (acrónimo en inglés del Gran Gigante Bondadoso) cuenta con los ingredientes necesarios para romper las taquillas de medio mundo, aunque en su estreno en Cannes fue recibida con diferencia de opiniones.

Con algunas partes vibrantes, como el hilarante desayuno con la reina en el Palacio de Buckingham, el ritmo de la narración se hace moroso en la parte central de la película, que introduce elementos añadidos que no estaban presentes en el libro original.

Según explicó en rueda de prensa, Spielberg se topó con la historia delante, sin haberse dado siquiera cuenta de que allí había una película.

"Solo busco una buena historia. Y a veces esas historias están delante de nuestras propias narices...", consideró.

"Les leí 'The BFG' a mis siete hijos, y yo me sentía como el gigante a su lado. Esta no es una película en la que trabajase durante 10 ó 15 años, sino que surgió de manera espontánea, cuando (la productora) Kathleen Kennedy me dijo que tenía los derechos del libro, y al ver cómo reaccionaban mis hijos me decidí", dijo.

Después de haberse dedicado a rastrear en la historia en tantas de sus películas, como "Lincoln", "Amistad" o "Salvar al soldado Ryan", el realizador quería volver al mundo de la infancia, donde se siente más libre.

"En las películas históricas la imaginación tiene que quedarse a un lado. Con esta no había barreras, me vi liberado. Viví los sentimientos que experimenté como director cuando era más joven", agregó.

Esa incursión en el mundo de la fantasía le llevó a la reflexión de que "cuanto peor está el mundo, más necesaria es la magia. Esa magia es la que nos dará la esperanza y la que nos hará ser más proactivos. Lo que las películas pueden dar a la gente es esperanza, y la esperanza lo es todo para mí".

Otra de las intérpretes del filme, Rebecca Hall, reveló que el libro de Dahl fue el primero que leyó por sí misma, y que las películas de Spielberg fueron las primeras que le gustaron, así que vivió la oportunidad de participar en el rodaje como un regalo.

Más encantada aún se mostraba la pequeña protagonista Barnhill, quien describió como "un sueño que se hace realidad" que la escogieran para el principal papel de la película.