Oriol Paulo estrena este viernes en las salas españolas la película 'Contratiempo', una "tragedia Shakespeariana" en la que quedan al descubierto los límites del ser humano y que muestra sin pudor "lo que es capaz de hacer cuando ve tambalearse su posición social".

"Habla sobre todo de la sed de poder y de todo lo que se activa en el ser humano cuando no quiere bajarse del trono; en eso es idéntica a cualquier tragedia de Shakespeare, son pulsiones muy humanas", comenta a Efe la actriz Bárbara Lennie. La ganadora del Goya en 2015 por "Magical Girl" es protagonista, junto a Mario Casas, José Coronado y Ana Wagener, de esta cinta coral donde todos los personajes tienen varias caras y nada es lo que parece a primera vista.

Una pareja de amantes, un accidente de tráfico y terror a que se les descubra. Poder y dinero para esconderse y, en frente, unos padres dispuestos a cualquier cosa por descubrir la verdad. Y el espectador, en medio, montando el puzle con los datos que le va suministrando el director, a veces, hasta con piezas repetidas.

Eso es 'Contratiempo', explica Oriol Paulo a Efe, "un reto para que el espectador juegue con las cartas que les doy, pero no es un reto gratuito, detrás de cada carta se esconden unos personajes". "Yo crecí leyendo a Agatha Christie y siempre he querido hacer una película basada en un cuarto cerrado", apunta Paulo que deja el punto culminante de la cinta en un mano a mano interpretativo entre Mario Casas y Ana Wagener, justamente, encerrados en una habitación donde hay dos enemigos que acechan: la mentira y el cronómetro.

"Somos dos triunfadores, cada uno en su campo y en su generación, que se miden todo el rato. No hay margen al error, a la equivocación ni a la duda. Ella necesita que le diga la verdad, porque sólo así puede salvarle el cuello", explica Wagener, en su papel de preparadora de testigos infalible, a punto de jubilarse.

En esa habitación, "el clímax va a más y los personajes se van transformando, ahí -apunta Casas a Efe- los personajes son como las personas, estamos todo el tiempo tapando, somos cebollas, y cuando estás al límite, solo puedes desnudarte".

"Adrián es un tipo que lo tiene todo, poder y dinero. Y hay gente que cree que con eso puedes hacer lo que quieras. Es un personaje muy reconocible, tiene rasgos manipuladores y es frío, calculador, como muchos de los que se mueven por arriba, de los que piensan que para llegar hay que pisar a gente. Ser bueno -sentencia Casas- es incompatible con estar arriba".

Así lo entiende también Bárbara Lennie, segura de que "llegar a ciertas cotas de poder implica siempre pasar por encima de otros. Y hay que estar dispuesto a ello si se quiere (llegar), pero también hay otras formas. Yo conozco gente que está muy alto, en empresas, en el arte, y no son así".

"Creo que aquí tiene que ver mucho con el juego político y ese sí es un juego que, en algún momento, se pudre", considera. Paulo, autor del guion de 'Los ojos de Julia' o, más recientemente, 'Secuestro', ya desveló sus dotes para captar al espectador en su primer largometraje, 'El cuerpo', una historia de venganza que se distancia de 'Contratiempo' en que aquella partía de un solo personaje, el de Hugo Silva, cuyo punto de vista desvelaba el misterio.

"Aquí -explica Paulo-, la película abre el caleidoscopio y la vemos desde todos los personajes, contamos la vida de los cuatro con sus luces, sus sombras, sus dichas y sus miserias". Para Coronado, su personaje "es un humilde justiciero, muy tenaz, que lucha por la verdad y se convierte en el 'contratiempo' de este hombre que es Adrián Doria".

Interpreta al padre de un muchacho desaparecido; es, dice, un personaje "precioso", además del más cercano al espectador. Aclara que todo lo que hace lo hace porque "no es un mindundi, es un ingeniero, un tío preparado, inteligente, que vive en un entorno rural porque lo ha decidido. Cuando pierde al hijo, va a por todas, pero no con ansia de venganza, solo de justicia".

"En mis películas no hay buenos ni malos", apunta Paulo, quien reconoce que, si 'El cuerpo' era una metáfora de la venganza, "Contratiempo" lo es de la justicia. "Hemos trabajado con la idea de que, aún sabiendo que Oriol te está mareando, el espectador no está a la deriva, sino que es alguien que está de acuerdo en el juego y quiere seguir jugando", explica Lennie. La actriz desearía que 'Contratiempo' se viera "un poco como "Sospechosos habituales" (Bryan Singer, 1995), donde nadie cuenta de qué va para que el próximo espectador lo disfrute".