Hace muchos años que Will Smith dejó de ser el Príncipe de Bel Air para tomar las riendas de su carrera en Hollywood y convertirse en uno de esos actores que tiran de la taquilla incluso con películas sin efectos especiales.

Porque Will Smith sabe venderse, sí, sabe escoger sus papeles, es versátil y completo, tiene un carisma que destila por cada poro de su enorme cuerpo y lo que es más importante: hace que cualquiera que se le acerque a menos de 25 centímetros se sienta tremendamente especial. Y este, es uno de los motivos por los cuales, quien se le acerca, termina compartiendo el éxito de Will Smith.

Hace quince años, protagonizó junto a Tommy Lee Jones la primera parte de Men in black y quince años después, con una secuela de por medio y muchos éxitos profesionales, presenta la tercera parte.

No parece que los años hayan pasado en balde (Will Smith tiene 45 y dos hijos en la adolescencia), pero ni Will Smith, ni Tommy Lee Jones ni Josh Brolin, que se incorpora al reparto como el "agente K joven", han perdido la frescura de entonces.

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