Con la sombra de Amélie persiguiéndola a cada paso que da, esta actriz de belleza delicada ha abierto su corazón en una entrevista, en la que ha protagonizado un extenso reportaje sobre su verdadera identidad. A puntito de estrenar nueva peli, el nombre de Nathalie podría acabar con la fama de su antiguo personaje.

Siempre fascinada por el mundo de los primates, Audrey Tautou creció con la idea de hacerse primatóloga, pero sus padres lo impidieron apuntándola a un curso de verano en la escuela de teatro Corus Florent.

"Nunca llegué a expresar que quisiera ser actriz, simplemente probé y esperé a ver qué pasaba. Después de dos años intentándolo, pensé en dedicarme a otra cosa porque las posibilidades de éxito son muy pequeñas", explica la actriz.

En 1990, con 23 años, fue elegida para interpretar a una joven esteticién en la comedia dramática Venus, salón de belleza, papel por el que obtuvo un par de premios. Desde ahí saltó a la fama gracias a Amélie, el personaje que la convirtió en icono del cine francés y del que le es imposible desprenderse.

Sin embargo, a ella no le pesa esa carga puesto que el "personaje fue un regalo, nunca podría renegar de él o considerarlo como un problema para mi carrera. Fue la mejor carta de presentación".

Han pasado diez años desde Amélie, y ahora Audrey Tautou vuelve con La delicadeza, en la que encarna a Nathalie, una mujer que acaba de enviudar después de unos años junto a François. "Me encantó la humanidad que transmite la película y la fuerza de Nathalie".

"La dignidad con que atraviesa su tragedia, la manera en que se sumerge en su trabajo para tratar de seguir viviendo e ir más allá de su sufrimiento es realmente muy conmovedora. No era un personaje fácil, pero por esa misma razón me atraía tanto. Quería explorar su viaje", explica.

A sus casi 36 años, Audrey se considera una mujer frágil pero no débil, independiente y a la que le gusta encarar proyectos que la enriquezcan y pasa de lujos. "Me gusta ser actriz, eso es todo". Está claro, la fama no se le ha subido a la cabeza.

Además, asegura que no está hecha "para hacer una carrera en Los Angeles", por lo que prefirió quedarse en París. A pesar de cobrar una astronómica cifra por cada película que hace, ella se mantiene humilde.

Tautou sigue viviendo en un pequeño apartamento de Monmartre, se desplaza en metro y cuando viaja, lo hace en clase turista.