Logia

Luis Alcaina, gran maestro masón de Murcia: "No somos secretos, somos discretos"

La capital del Segura acoge este sábado la asamblea general extraordinaria de la Gran Logia de España, una organización masónica

Luis Alcaina, Gran Maestro de la provincia masónica de Murcia.

Luis Alcaina, Gran Maestro de la provincia masónica de Murcia.

EFE

Alrededor de 3.000 personas, en su inmensa mayoría hombres, forman parte de la Gran Logia de España, una organización masónica que aboga por "el pensamiento crítico, el antidogmatismo, la fraternidad y el perfeccionamiento moral e intelectual de sus miembros", y que 300 años después de su constitución afronta el gran desafío de que se les pueda poner cara.

"No somos secretos, somos discretos", explica en una entrevista con EFE Luis Alcaina, elegido este sábado gran maestro de la provincia masónica de Murcia, una de las ocho en que divide el país la Gran Logia, y que acoge este sábado, por primera vez, una asamblea general extraordinaria a la que asisten 350 masones españoles.

Alcaina, que ingresó en la masonería hace 24 años, reconoce el grado de desconocimiento social, los prejuicios que existen sobre ellos e incluso el halo de misterio que rodea a los masones, si bien se felicita por la estrategia de acercamiento emprendida hace unos meses por el gran maestro de España, Txema Oleaga, para dar a conocer la masonería y reivindicar el legado de quienes la vivieron en clandestinidad y contribuyeron al desarrollo de España.

La periodista Carmen de Burgos fue masona, como también la activista Clara Campoamor o el exministro Jerónimo Saavedra, explica a EFE Oleaga, senador socialista por Vizcaya y que afrontó con naturalidad el paso de dar a conocer su pertenencia a la masonería, con la vista puesta en la visibilidad de los masones de otros países.

La masonería y los símbolos

En una visita al templo en el que tiene lugar la asamblea extraordinaria, el Gran Maestro en España explica que la masonería es un "lenguaje de símbolos" y, de hecho, así se aprecia desde el momento en que acceden a mostrar a EFE la sala en la que tienen lugar sus ritos.

Los símbolos permiten un lenguaje universal para todas las logias, basado en metáforas geométricas y de arquitectura que solo ellos traducen al idioma común, y con ellas hablan del esfuerzo, de la rectitud moral, del autoconocimiento, la filantropía, la igualdad, la libertad o, como explican, de las leyes que rigen el universo.

El pasillo central del templo de una logia masónica es un damero blanco y negro, que representa el valor de las fuerzas opuestas, pero complementarias, del "yin y el yang", afirma Oleaga, y sobre él cuelga en el centro la G mayúscula de los masones, en reconocimiento a dios o al "Gran arquitecto del universo".

Los masones se comunican simbólicamente a través de piedras, pulidas o a medio hacer en función del compromiso moral y el perfeccionamiento de cada cual, y también lo hacen con los libros sagrados, las representaciones de escuadras, compases, cuadrados, plomadas, niveles o paletas, entre otros muchos elementos.

Según Txema Oleaga, a todos los miembros de la masonería les une la inquietud, la libertad de pensamiento y el respeto a todas las creencias, de ahí que las logias sean, pese a las falsas creencias, un "fiel reflejo" de la sociedad, asegura.

No hay, pues, un perfil profesional que abunde en la masonería, "a diferencia de lo que ocurre en la política con los abogados o los juristas", ni es cierto que todos sus miembros sean profesionales de clase alta. "Las cuotas mensuales, de hecho, son asumibles por cualquiera", aclara.

"Los masones no somos un lobby"

Preguntado por la capacidad de influencia de los masones, Oleaga subraya: "no somos un lobby, no ponemos ni quitamos gobiernos", aunque reconoce, como evidente, que no tienen el tipo de relación que une, por ejemplo, a los amigos o a los compañeros de trabajo. "Somos una fraternidad" y eso tiene un amplio significado.

El Gran Maestro de Murcia explica, por su parte, que el acceso a la masonería es lento, pero está abierto a todo el mundo. Se inicia con una entrevista al candidato que llevan a cabo dos miembros de la logia de forma individual, y durante un tiempo indefinido, y concluye con una propuesta de ingreso que se eleva a votación de la asamblea, si se considera apta su pertenencia al grupo en la fase previa.

Luis Alcaina lo resume de forma gráfica: "La masonería tiene una puerta muy pequeña para entrar, pero enorme para salir".

Nada de proselitismo y facilidades para salir

Los masones no hacen proselitismo en busca de nuevos miembros ni ponen impedimentos para dejar la fraternidad, añade el gran maestro murciano: "Cuando alguien quiere dejarlo, informa por carta y deja de pertenecer".

Para ambos, el "gran lastre" de los masones en España es el celo con el que guardan discreción sobre su pertenencia a una logia. "A pesar de que han pasado 40 años de nuestra legalización, todavía nos cuesta reconocer públicamente nuestra pertenencia a la masonería", confiesa el recién elegido líder en Murcia, de ahí el calendario de actividades que tienen previsto emprender para darse a conocer.

¿Por qué su 'ocultismo'?

Txema Oleaga es rotundo al atribuir esos recelos a la persecución franquista. Según explica, el régimen ejecutó a mil masones y abrió 80.000 causas judiciales que se remontaron al siglo XIX para represaliar a miembros de la masonería o antepasados, lo que les obligó a ocultarse y a consolidar durante décadas una forma de actuar que aún perdura.

En la asamblea extraordinaria de esta tarde, a la que precedió la de elección del Gran Maestro de la Logia de Murcia, los masones debatirán en la comisión de patrimonio acerca de distintas adquisiciones o rehabilitaciones de los templos que tienen repartidos por toda España.

Junto a este punto en el orden del día, se avanzará en el proceso emprendido por Txema Oleaga de tratar de adaptar la distribución territorial de las logias provinciales a la estructura autonómica del país, además de programar distintas actividades de acercamiento a la sociedad.