Ha sido, entre otros, el maestro de ceremonias en Cabaret y Lumiere en La Bella y la Bestia, papeles por los que fue reconocido como mejor actor en los Premios del Teatro Musical. Este gallego asegura vivir un sueño al meterse en la piel de un tabernero que consigue, a partes iguales, la simpatía y odio del público.

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¿Cómo definiría a su personaje? ¿En qué radica su dificultad?

Es un personaje de lo más rastrero, sin moral. Este matrimonio sólo piensa en cada uno de ellos y roban a los pobres... Pero hay que mantener la comicidad. Tienes que mantenerte en la cuerda floja y no ser condescendiente, no hacer caer al público en la carcajada fácil. Los responsables me decían, tienes que dar asco y ser gracioso...

Usted ha participado en numerosos musicales y a veces los actores del género están infravalorados, ¿qué es lo más importante para participar en un musical?

El poder cantar, hacer la coreografía, interpretar... se necesita una energía explosiva, pasión y compromiso.

¿Y qué tiene Los Miserables que todos los actores que participan en él hablan de que es ´un regalo´?

Es como el ´abc´ del musical y nunca piensas que vas a participar en él. Yo pasaba por la Gran Vía cuando tenía 17 años y veía el cartel entusiasmado, después, estudiando interpretación, cantas muchas de sus canciones y, de repente, se te cumple un sueño y tú formas parte de ese cartel.

¿Cree que su personaje se puede ´inspirar´ en alguien real?

Intentas buscar alguna analogía para entenderlo, porque cuesta entender cómo alguien puede ser tan rastrero. Cuando ves las noticias y ves, tras una catástrofe natural, las situaciones de pillaje, quizá eso se acerque algo, porque una persona nunca sabe cómo va a reaccionar ante una situación desesperada, de hambre total. Es verdad que luego te abandonas y buscas el lado oscuro en ti, en personajes históricos y hasta en la imaginación. Este personaje no tiene justificación, pero no deja de ser una ficción y quizá esa sea la magia del teatro, poder mostrarlo.

¿Considera que el género sí ha vivido un boom?

Es un género bastante apartado, cuando tienes que dominar todas las disciplinas. Es curioso porque una vez en escena, parece que todo fluye de manera fácil, que dominas el escenario, pero lleva mucho trabajo de ensayos y, es como en la magia, tienes que conseguir que no se vea el truco por ningún lado. Lo que sí se ve es la aceptación que tiene entre los espectadores. Es evidente que, cuando comenzó en Madrid con El hombre de la Mancha y otras, el musical vino para quedarse.