Pocos alimentos poseen tantas propiedades nutricionales como las crucíferas, es decir, la col y su familia. Diversos estudios demuestran sus efectos anticancerígenos, antimicrobianos, protectores del sistema cardiovascular, antioxidantes y una larga lista por la cual más que una familia de vegetales parece una familia de fármacos.

Las crucíferas son alimentos muy saludables y, entre ellas, el brócoli, es un compendio de ventajas. Para empezar, unos 100 g de brócoli aportan la dosis diaria de vitamina C que se necesita en un día. Además, este alimento contiene uno de los antioxidantes más potentes que existen.

Su sabor es más sutil que la col o la coliflor y resulta más digestivo. Una forma clásica pero efectiva y fácil de prepararlo es con bechamel. Una salsa un tanto demodé pero que combina a la perfección con las verduras. Además, añade calcio y proteínas y es perfecta para los niños poco amantes de lo verde.

- La salsa bechamel resultará más ligera si se utiliza leche semidesnatada y se sustituye la mantequilla por aceite de oliva. También admite leche de soja o avena.

- Para aprovechar todas las ventajas del brócoli, es importante que esté al dente. Si se opta por hervirlo, lo mejor es hacerlo con dosis mínimas de agua y durante poco tiempo.

- Una manera de enriquecer la bechamel es añadir a la leche unas cuantas nueces picadas. El resultado es espectacular. Ideal para niños.

- El brócoli, con o sin bechamel, combina a la perfección con arroz blanco, pasta o patata. Como puré es una guarnición ideal de carnes y pescados.