«Bien lo puedo asegurar, quien aquí no pide pulpo, que es un objeto de culto, se ha venido a equivocar y sin reservas lo culpo». Así reza una placa situada en un sitio preferente de la barra de La Cantina de Papito, ubicada en la primera planta de la plaza de abastos de Saavedra Fajardo, concretamente los puestos uno y dos, un piso por encima de los puestos tradicionales de pescado del mercado, sus principales proveedores de materia prima.

Y es que ese es el éxito del negocio de Carlos Nicolás. Él no tiene que preocuparse de abastecer el local de los mejores mariscos, calamares o pescados, porque los tiene a tiro de piedra de su cantina y son los propios clientes quienes hacen la selección de las viandas que van a degustar después de que él las pase por su inmaculadísima plancha. «Hay que limpiarla continuamente, ese es nuestro secreto, para que no se peguen los sabores».

Eso sí, conviene venir sin prisa, sobre todo los viernes y sábados, que la barra y las mesas se ponen de bote en bote. Solo un euro y medio por persona (incluidos los platos y el servicio) te costará que Carlos deje en su punto esa gamba roja o blanca, el calamar a la plancha, las navajas, esas cigalas fresquísismas, esas huevas y letones o esos exquisitos salmonetes recién adquiridos una planta más abajo. Mientras esperamos a que nos llegue el turno, no debemos dejar de probar su ensaladilla, sus marineras o su especialísima tortilla de patatas. Y los viernes, su manjar más exquisito, el pulpo al horno, que vuela nada más sacar la bandeja a la barra. Todo ello regado con quintos de Estrella o vino de Rueda Verdejo blanco o tintos de Rioja crianza o Jumilla de la casa.

La Cantina de Papito se abrió en 2007 (ojo su nombre nada tiene que ver con Miguel Bosé ni tiene connotaciones latinas, nos explica Carlos). «El nombre se lo puso mi hija Silvia, de once años, que me llamaba papito a mí. Aunque la artífice de este negocio fue mi esposa, Silvia Almela. Si no hubiese sido por ella este local no funcionaría, que yo soy muy cabeza loca -bromea Nicolás-; hemos pasado tiempos muy difíciles, ya que empezamos desde cero y aquí seguimos diariamente abriendo a las siete de la mañana».

«No se te vaya a olvidar decir que soy apolítico -resalta Carlos, a quien le ayuda en la barra Sofía-, pero eso sí, soy del Barça y mi secretario personal es Julio Cuerdas». Padre de cuatro hijos, Carlos, Silvia, Juana e Isabel, se casó con su mujer tras catorce años de novios. «Tienes que terminar el reportaje -nos pide Carlos- con S.T.Q.».