El pasado 26 de octubre cumplió tres años el Continental de la calle Simón García, hoy con el apellido Bistró, rememorando el mítico local que se mantuvo abierto en la calle Barítono Marcos Redondo de Murcia desde 1983 hasta 1998.

Su artífice, Emilio Morales, un incansable y siempre joven emprendedor hostelero, ex jugador del Racing de Santander y enamorado del mundo del arte, que ha sabido crear (con la ayuda de su mujer, Elena; la menor de sus hijas, Sofía, y su yerno Facundo y con el apoyo de Zhara y Miguel Ángel) un auténtico ´equipazo´ que se mueve como pez en el agua en un sitio apacible con dos alturas y capacidad para atender a sesenta comensales, pensado para comer y hablar, disfrutando de una inmejorable cocina tradicional mediterránea de guisos y arroces en lo que también es una auténtica galería de arte con decenas de obras de grandes pintores, como el impresionante mural de Willy Ramos o los excelentes cuadros de Ángel Haro, Pedro Cano, Vicente Viudes, Manuel Belzunce, Paco Vivo, Romero Santana, José Lucas, Bardasano, Sam3, Juan Bautista Sanz, Sofía Morales, José María Párraga, José Luis Cuevas, Esteban Linares, Andrés Conejo, Pedro Serna, Ramón Pontones, Ramón Garza, Riquelme Viudes, Martínez Artero, Antonio Ballester, Manolo Barnuevo, Miguel Fructuoso, Carlos Pardo, Martínez Mengual, Flippy, Torresuera, Elena Aguilera, Javier de Juan, Pedro Bueno, Santiago Ydáñez o Paco Salinas.

Si tuviésemos que relatar la trayectoria profesional, en Murcia, en Madrid o en Buenos Aires, del hostelero y galerista Emilio Morales necesitaríamos una doble página sin ninguna duda, por lo que me limitaré a citar algunos nombres, además del Continental, como Barbus, Bugatti, Huerto de las Bombas, galería La Ribera, De Murcia Galería de Arte, La Encordada o El Castilla...

Con su actual Bistró rinde un homenaje a los restaurantes parisinos, pero en este bistró murciano no encontraremos nouvelle cuisine, sino unos excelentes guisos tradicionales y unos riquísimos arroces de conejo y caracoles, de verduras, de costillejas y verduras, de pollo campero y verduras, arroz a banda o arroz negro con jibia y coliflor.

«´¡Oiga que el arroz negro no lleva alcachofas!´, me dijo una vez una clienta -comenta divertido Emilio- Y yo le contesté: ´¡Pues no está viendo usted que sí que las lleva!´ Los nuestros son arroces muy personales».

Además de unas coloridas ensaladas como la de brotes, queso de cabra, manzana, membrillo y vinagreta de frutos secos, no nos debe sorprender encontrarnos ingredientes como la granada.

En sus entrantes, además del gazpacho, salmorejo o vichyssoise, destacamos su pudding de puerros, su pastel de verduras con mayonesa suave, los volovanes de bechamel con jamón y pollo o el de rape y gambas, las berenjenas en tempura al PX, las empanadillas criollas, sus croquetas caseras o sus riquísimos calamares en su tinta con pan frito.

Aunque Emilio Morales es un auténtico experto en vinos, no nos ofrece una amplia carta de caldos, puesto que cuentan -y se vanagloria de ello- con dos excelentes vinos de la casa, un blanco Macaveo de La Mancha y un magnífico tinto de la Cooperativa La Purísima de Yecla. Su oferta de carnes incluye el cordero con salsa de ñoras y piñones, el rabo de toro en salsa, entrecot de ternera, confit de pato al horno con manzana y membrillo, tiras de pollo crujiente con patatas paja y mostaza, pollo al chilindrón, solomillo de cerdo a la borgoña con ensalada y su plato estrella, el codillo de cerdo asado en su jugo con puré de patatas y chucrut (una col fermentada y cocida).

Entre sus pescados encontramos los bocados de bacalao con cebolla caramelizada, filetes de dorada con verduras, mújol frito con tomate y pimientos, salmón a la plancha con salsa suave de soja y limón o el spaguetti ´aglio e olio´ con tomate natural y gambas. Y de postre no debemos dejar de pedir sus flanes de café o coco o el cheese-cake de dulce de leche.

En definitiva, ´Coma bien´, como escribe Yayo Delgado en sus carteles de publicidad. «Puedo decir que por fin, en pleno centro de Murcia, uno puede echarse al cuerpo un arroz de verduras sin rival, y nada de días sueltos, en el Bistró tienen el secreto de la constancia en los sabores».