Sublimotion, situado en una de las zonas más exclusivas de la isla pitiusa y creado por el chef Paco Roncero, con dos estrellas Michelín, acaba de cerrar su tercera temporada.

Cada día en verano atiende a doce clientes que pagan por cena 1.650 euros. Pero esta cena no es una cena normal. Los cinco sentidos reciben alimento.

"Sublimotion no es un restaurante, es un espectáculo gastronómico, es una 'performance'", afirma su director, Eduardo González.

El precio por persona incluye dos horas y media de experiencia, en las que se prueban veinte platos en una sala que cambia de temperatura según el plato que se esté degustando en ese momento. El menú incluye desde un cóctel elaborado con whisky del lejano oriente hasta costilla de Wagyu preparada a fuego lento.

"En este restaurante son muy imporantes las dos partes: la cocina y el lado técnico", sostiene Debora Vega, directora de escena de Sublimotion.

Un formato y trabajo imposibles de ver en otros restaurantes y que logran que el comensal que acude al Sublimotion perciba sabores y sensaciones únicas.