Si te has animado a hacer tu propio bizcocho casero pero no te ha salido todo lo bien que te gustaría, ya sea porque se ha hundido, no se ha cocinado bien o, todo lo contrario, está demasiado seco; nosotros te traemos la receta para que cocines en casa un delicioso bizcocho de yogur y unos trucos para que consigas el bizcocho casero perfecto para tus desayunos y meriendas especiales.

Ingredientes para el bizcocho casero perfecto:

- Molde de 22-23 cm de diámetro

- 4 Huevos medianos

- 1 Yogur natural (usaremos el envase del yogur para medir el resto de ingredientes)

- 1 Medida aceite suave

- 2 Medidas azúcar blanco

- 3 Medidas harina de trigo

- 1 Ralladura fina de un limón

- 1 Pizca de sal

- 2 Cda. Mantequilla y un poco más

- 2 Cdtas. Levadura química

Elaboración para el bizcocho casero perfecto:

- Primero dejamos todos los ingredientes a temperatura ambiente. Emantequillamos el molde y lo enharinamos (si el bizcocho es de chocolate en vez de enharinarlo lo mejor sería añadir cacao puro en polvo) para desmoldar más fácilmente el postre.

- Para que el bizcocho quede perfecto, los huevos deben estar a temperatura ambiente, si no es así, lo mejor es introducirlos unos minutos en agua templada. Para logra esponjosidad, montamos las claras y las yemas por separado con unas varillas. La claras deben quedar a punto de nieve, sin llegar a ser merengue, y las yemas quedarán más espumosas y amarillentas. Las juntamos y seguimos batiendo para que las dos se integren.

- Echamos el yogur en un cacito y lo reservamos. Con el envase del yogur bien limpio, lo usamos para medir dos medidas de azúcar y añadirla a los huevos. A continuación incorporamos poco a poco el aceite medido también en el envase y seguimos batiendo con las varillas.

- Mientras seguimos batiendo, incorporamos el limón rayado finamente y la sal.

- Para incorporar la harina, que debe ser de trigo común o de repostería, echamos las tres medidas en un bol, tras lavar bien el envase, y le añadimos la levadura química. Las mezclamos y, para añadirlas a la masa, abandonaremos las varillas y usaremos una espátula; así se añadirá aire a la masa y evitaremos que los huevos se bajen.

- Añadiremos una cucharada de harina a la masa, tamizándola con un colador fino, y mezclamos con movimientos envolventes hasta que se integre para lograr un bizcocho súper esponjoso. Hacemos lo mismo hasta incorporar toda la harina.

- Es el momento de incorporar la masa al molde y dejarlo reposar un poco y darle unos golpecitos para quitarle las burbujas. Para saber si el molde es el adecuado, la masa debe cubrir mínimo dos tercios de éste.

- El horno es la parte más difícil, hay que precalentarlo a 200º unos 10 o 15 minutos antes y, tras ese tiempo, introducir el bizcocho en la rejilla, por norma general a media altura, con calor arriba y abajo y bajar la temperatura a 180º tras los primeros 5 o 10 minutos de horneado. Cada horno es un mundo y puede calentar más por abajo que por arriba o viceversa. También es posible que los 180º no sean igual en todos los hornos. Para lograr un bizcocho perfecto es imprescindible conocer nuestro electrodoméstico. La altura y el calor también dependerán de la receta que sigáis. Nosotros os recomendamos que las recetas en las que os inspiréis especifiquen muy bien la parte del horno.

- Horneamos el bizcocho durante 35 minutos y, durante los primeros 15, nunca abriremos el horno para no perder calor. Es importante saber que, si el postre sube mucho por el centro, la temperatura del horno está demasiado alta y, por el contrario, estará demasiado baja si el bizcocho se hunde por el medio. Si además ves que la parte de arriba se tuesta demasiado, ponle un papel de aluminio con el brillo hacia afuera y evitará que se siga quemando.

- Al finalizar la cocción apagamos el horno, entreabrimos la puerta para que vaya perdiendo calor poco a poco, y lo dejamos unos 10 minutos atemperando. Lo pasamos a una rejilla y desmoldamos cuando esté templado.

- Un truco para que el bizcocho quede mejor es derretir las dos cucharadas de mantequilla y pincelar el bizcocho entero, para que quede tierno y jugoso durante más días.