La expresión ´¡A tope!´ definía la forma de vida de la juventud de principios de los años ochenta, años de intensa actividad cultural en toda España promovida a partir de la ´movida madrileña´. Esa fue la etapa de creación y el origen del nombre de este pequeño y peculiar restaurante murciano (primera quesería que abrió en Murcia) con aires parisinos creado e ideado en 1979 por la inquieta librillana Fuensanta Sánchez junto a su marido (exportador que todas las semana traía quesos desde Francia) y sus hijos Blas, Pepa y Salvador Munuera, todos ellos con una gran relación con el mundo de la cultura, el cine, el teatro, la escultura y la fotografía.

Blas Munuera ha tenido una intensa trayectoria artística en el mundo del cine, del teatro y hasta en la escultura. Ha participado en multitud de papeles en cortos y en el largometraje de los años 90 de Talisman Films El discípulo anónimo. Su última participación cinematográfica, junto a su madre, ha sido en la murciana película de David Perea y Magdalena Sánchez-Blesa, Las aventuras de Moriana.

Una vez conocida la inquietud familiar por el mundo de la cultura no nos sorprende la ecléctica y abigarrada decoración del local, llena de detalles, donde destacan dos carteles de gran formato del Bando de la Huerta de Murcia y otro de los Veranos de la Villa de Madrid, ambos, del año 89.

En las paredes de la quesería podemos contemplar desde una foto de Valle Inclán o García Lorca hasta un grabado de un heraldo murciano a caballo, una platera histórica, una mano de cartón piedra de una carroza del Entierro de la Sardina, un cráneo de cerdo, una picassiana foto de Rossy de Palma y hasta la portada de Cela del número ´0´ de la revista Zero, así como decenas de fotos de actores populares que han pasado por el local.

En definitiva, un pequeño y acogedor local que no nos dejará indiferentes la primera vez que lo visitemos y que, dada su ubicación, continúa siendo un gran desconocido para la mayoría de los murcianos.

Mientras cenamos, bajo la tenue luz de las lámparas adornadas con telas y borlas, podemos escuchar música de Mari Trini o ´Alfonsina y el mar´ mientras los camareros Luis Miguel del Cerro, Lola Mondéjar o el mismo Blas Munuera nos sirven unas excelentes tablas de patés y quesos (de los que cuentan con más de sesenta variedades, sobre todo franceses), ensaladas, de las que tienen tres tipos (la especial de la casa, la Eva y la Foresta), perritos calientes (sencillo, con queso, con queso ahumado al jamón o con chucrute y mostaza de Dijón) y hamburguesas (con queso, con huevo, al limón, con paté, con almendras, al roquefort, al curry, con pimienta verde o picante), croissants calientes (de anchoas, de york, con bechamel, a las finas hierbas, con salmón o con queso camenbert) o emparedados tipo hot dogs (de atún, espárragos, sobrasada, sesos, anchoas, queso azul, de gambas, de york o de quesos camembert o roquefort) y también emparedados calientes con mantequilla (como el mixto, el mustafá, vegetal, pardillo, club, meme, croque monsieur, España, KO-KO, Tope, beato, sátiro, cha-chá, o el Miguelito).

Cuentan con un vino propio de Ribera de Duero y es conveniente reservar, sobre todo los fines de semana, porque cuentan con una clientela fiel y muy pocas plazas entre el comedor y la pequeña terraza del local.