Macondo es un árbol corpulento que puede alcanzar hasta 35 metros de altura. Se trata de un árbol ornamental con hojas grandes y flores rojas y su madera se suele usar para construir canoas. Pero también es el pueblo ficticio descrito en las novelas Cien años de soledad, Los funerales de la Mamá Grande, La Hojarasca y Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo del colombiano, premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez. En Murcia, desde 2006, Macondo también es un interesantísimo restaurante donde triunfa la cocina creativa. Primero instalado en un pequeñísimo local en San Ignacio de Loyola y, desde el 6 de junio, en su nuevo emplazamiento de la calle Sancho de Murcia, frente al restaurante Rincón de Pepe.

La pareja formada por Carolina Rodas Telechea (Montevideo-Uruguay) y el chef Sebastián Pareja Eslava (Pasto-Colombia) definen el restaurante Macondo con una frase extraída de Cien años de soledad que muestran con orgullo en la fachada de su local: «Por fortuna Macondo no es un lugar, sino un estado de ánimo que le permite a no ver lo que quiere ver y verlo como lo quiere».

Por fortuna Macondo es un restaurante que sin duda afectará a nuestro estado de ánimo tras probar los deliciosos sabores de su creativa cocina de fusión. «Elaboramos una cocina de fondo creativa con toques de productos tropicales -Explica Sebastián- con especial atención a los productos de temporada».

El nuevo local cuenta con un moderno salón de paredes blancas y techo negro con capacidad para 24 comensales y una coqueta terraza para otras 24 personas en la Plaza Sancho, donde será conveniente reservar si queremos comer o cenar los fines de semana.

Sebastián y Carolina, con la ayuda de Meli, Gelen y Marcela, los fines de semana, nos ofrecen una cocina sorprendente como su genial trampantojo que parece un tomate y resulta ser una exquisita brandada de bacalao con corazón de crema de aguacate sobre cama de migas especiadas. Otro de sus platos estrella es sin duda su ensalada Rodas, de espaguetis de calabacín en crudo con crema de albahaca, pistacho, tomate cherry y queso parmesano.

En su cava no encontraremos los vinos más comerciales sino caldos diferentes que ellos mismos seleccionan como el jumillano La Perra Gorda, Milú de Ribera, Cuco Ardal de Jumilla o el Ribera crianza Rivalia. Además de blancos como Las Viñas de Rueda o el Riveiro Pozo do Mar.

Ofrecen tres extensos menús para grupos de 30 a 40 euros y cuentan con una buena oferta de entrantes, entre los que destacamos su mousse Portobello a la trufa, sus marineras ´Punto y coma´, ensaladilla sobre regañada de pipas con cibulettte y bonito murciano en lugar de anchoa.

Su carta incluye continuas refereferencias a platos uruguayos , colombianos y cocina oriental, como sus rollitos Arataca, su pollo terayaki y el tataki de atún con falso cous cous.

Entre sus pescados destacamos también el salmón marinado o el atún Udone con salsa de ostras, verduras y jenjibre encurtido, y entre sus carnes destacan su solomillos de buey con salsa de trufa o con escalopa de foie, el entrecot de buey o el solomillo de cerdo ibérico con salsa madeira. De postre una riquísima crema rulé de mango.