«No hay amor más sincero que el amor a la cocina» es la frase con la que nos recibe, desde su página web (www.lapequenataberna.com) el carismático hostelero Miguel López Hernández, gran artífice del mítico restaurante típico murciano radicado en la plaza de San Juan desde 1980. Sin lugar a dudas, un clásico de la gastronomía regional.

«La cocina de la Pequeña Taberna es una cocina de mercado -explica Miguel López- basada en el mejor producto de temporada, al que nos gusta aplicarle un toque divertido». Y divertidos son también los nombres con los que denominan a algunas de sus sabrosísimas creaciones culinarias, como su calamar de potera en su tinta, al que llaman 'calamar negro y feo'; a los exquisitos huevos rotos a los que llaman sin rubor 'los huevos de Miguel', o a su atún rojo 'con toque japo-rústico'.

Posiblemente su plato estrella sean sus racionadas 'alcachofas de la abuela', de las que solamente se puede pedir una por comensal; por más que nos haya gustado jamás tendremos la opción de repetir hasta otra próxima visita al restaurante.

Cuando accedemos desde el Arco de San Juan hasta la entrada de La Pequeña Taberna, los ojos se nos dirigirán sin más remedio a la abarrotada terraza del restaurante, con sus mesas de manteles blancos, donde destaca la abigarrada decoración con pilas de cestos y cajas donde cada día disponen un colosal bodegón con los más tradicionales productos agrícolas murcianos y donde no falta el humor de nuevo en el mensaje escrito en una silueta del toro de Osborne: «Tenemos un rabo maravilloso».

Una vez accedemos al restaurante, la misma decoración a base de hortalizas y verduras frescas está presente por todo el local, desde las mesas hasta la blanca barra sobre la que cuelgan excelentes jamones serranos e ibéricos.

Además del enorme salón principal -con capacidad para 150 personas-, cuentan con varios salones privados, para 8, 12, 25 y 35 comensales, en diversos locales de la colindante calle General Margallo, que fue donde comenzó, con apenas 30 metros cuadrados, la andadura de La Pequeña Taberna hasta su ampliación en 1989.

La oferta gastronómica que Miguel López nos ofrece en La Pequeña, con la ayuda de su encargado Fernando Pagán, sus cocineros Alfonso Espinosa y Antonio Olmos y una veintena más de empleados y camareros, se basa en la elaboración de las mejores carnes, pescados, mariscos, hortalizas y verduras de nuestra Región. Cuentan también con más de un centenar de referencias de vinos, haciendo especial énfasis en los vinos murcianos.

La carta de La Pequeña ofrece una amplia posibilidad de tapas y entrantes como sus caballitos XXL, quisquillas, almejas a la marinera, su foie miscuit con uva y gelatina de manzana, berenjenas a la crema o los pimientos de piquillo rellenos; ocho tipos de ensaladas, sopas, distintas formas de preparación de huevos y verduras a la plancha, hervidas, rehogadas o salteadas. Excelentes pescados frescos según el mercado, como merluza, dorada, lubina, salmón, rodaballo, atún de ijada y bacalao. Entre sus carnes destacamos las chuletas de cabrito lechal, el entrecot, o la paletilla de cabrito lechal al horno. Cuentan con un menú degustación, por 29 euros, que incluye seis platos, además de repostería casera. Entre sus postres, el paparajote con turrón es el Rey.