La conocida sentencia del refranero español ´sobre gustos no hay nada escrito´ ha inspirado a los jóvenes hermanos Alberto Sánchez Sahuquillo y a Daniel y Alejandro Bautista Muñoz a la hora de encontrar nombre a su novísimo restaurante Nada Escrito, recién inaugurado el pasado 17 de abril en la calle Andrés Baquero, junto a la calle de Correos de Murcia.

Nada Escrito, además de una declaración de intenciones, era una realidad hasta hoy, pues en muy pocos días somos muchos quienes vamos a escribir sobre su excelente cocina de tapeo, que mezcla producto local con sabores tradicionales de la cocina española, asiática e italiana. Dice otra versión del mismo refrán anteriormente citado que ´sobre gustos y colores no han escrito los autores´, pues atentos a las siguientes líneas porque, en breve, se escribirán muchos párrafos sobre los excelentes gustos, colores y sabores de la cocina del Nada Escrito.

Local con encanto

Lo primero que nos llamará la atención al acceder al restaurante son los tonos blancos de sus paredes, su suelo de madera y sus blancas columnas de ladrillos. Una afortunada remodelación del que antaño fuese un oscuro bar de copas con forma de túnel. Mesas altas y bajas y un gran sofá corrido en una de sus paredes completa su decoración minimalista, con un encanto especial que ocupa 117 metros cuadrados y tiene capacidad para 46 comensales.

La segunda sorpresa la tendremos al echar un vistazo a su, de momento, no muy extensa carta, estructurada como si se tratase de un libro, con prólogo, dos capítulos y un epílogo, en la que nos resultarán casi increíbles sus precios, mucho más que ajustados si luego comparamos la relación entre precio y sabor.

En el apartado prólogo encontramos excelentes tapas, desde 1,50 a 3,50 euros, como su croqueta a banda y azafrán o la de jamón, boletus, trufa y trompetilla de la muerte. Espectacular su ´Wantum Bautista´, que fue premio a la mejor tapa en la ruta de la tapa de Murcia el año pasado, su especial marinera con sardina anchoada; el caballito diablo, rebozado con cereales; sus crujientes de Camenbert con chutney de higos: el sabrosísimo blini de guacamole o su huevo poché a baja temperatura.

El primer capítulo de Nada Escrito incluye platos para compartir como su ensalada César o la ´Nada Escrito´ con mezclum, queso de cabra, mayonesa oriental, tomates cherrys, manzana, piña, ternera crujiente y bacon tostado. También preparan tartar de salmón con escamas de sal de lima y tataki de atún con salsa de angula. Los huevos rotos, risotto a la milanesa, raviolis de carrillera a la piamontesa y el rollito de setas ´Nada escrito´ completan su oferta para compartir.

El segundo capítulo está dedicado a los montaditos, donde destacan el de tocino de chato murciano en pan bao con morcilla crujiente, rúcula y salsa hoisin, y el montadito ´Brasilia´, de pechuga de pollo con mayonesa de chalota y curry. Completa el capítulo su brusqueta de queso raclette con tomate y aceite y su espectacular mini hamburguesa de pato con pan de Viena, queso provolone, canónigos y mayonesa oriental.

En el epílogo de la carta encontramos sus postres, a subrayar su leche frita con toffee a la mantequilla noisette y helado de turrón; su tarta de tres chocolates con textura, choux de avellana y Kinder; su tarta Red Velvet o la de queso al horno.

Todos los días preparan también guisos de olla como lentejas, marmitaco de atún, estofado, olla gitana o potaje, que ofrecen como plato del día de 5,50 a 6,50 euros. También ofrecen menús para grupos. Su bodega cuenta con el Ribera Ankal, Rioja Gastroviejo, blancos de Albariño y Rueda y los jumillas Pino Doncel y Equilibrium.