No hay mayor satisfacción que una abundante comida y una buena digestión, es el eslogan que nos encontramos en la cristalera antes de acceder a la Venta El Empalme de Archena, que pese a su nombre, se encuentra en el término municipal de Molina de Segura. Eso sí, apenas a cinco kilómetros de Archena.

Acababa de estallar la Guerra Civil española cuando abrió por primera vez sus puertas la Venta vieja del Empalme de Archena. Un lugar que, a la vez que Venta, nació como posada donde se alquilaban habitaciones. María Guillén Piñero, madre del actual propietario, aún recuerda aquellos años de su infancia y nos cuenta como compró su padre la propiedad por 500 pesetas, y hoy, continúa acompañando a su hijo Juan Gomariz Guillén supervisando la cocina que aún mantiene las históricas recetas con las que comenzaron como las patatas en bicicleta, con huevos y bacalao, las perdices de sémola o las gachas blandas. Su nieta María Isabel Gomariz Martínez, hija de Juan, garantiza la continuidad de este histórico restaurante familiar dedicado en cuerpo y alma a la más tradicional gastronomía murciana. Son especialistas en carnes y su plato estrella es sin duda sus paletillas de cabrito, la ternera macerada por ellos durante más de treinta días, las chuletas de cordero o el cochinillo a la brasa.

También conocida como la ´casa azul´ por el color de su fachada, cuentan con un espectacular espacio con una gran terraza exterior, con capacidad para 30 personas, donde hasta podemos encontrar un olivo centenario, y dos grandes salones en el interior habilitados para unos ochenta comensales. El local, de 350 metros cuadrados, fue reformado y reinaugurado en 1970 y fue posteriormente rehabilitado en los años 2000 y 2005.

SARTÉN DE LA CASA

Otro de sus platos estrella es su sartén de la casa, con chanquetes, gambas al ajillo, rape y almejas. Un plato pensado para compartir al centro o su pulpo El Empalme, al horno, que preparan a diario.

Hacen paellas de todo tipo por encargo y cuentan con una amplísima selección de aperitivos como sus alcachofas de foie y jamón, sus pimientos de piquillo rellenos, los croquetones de berenjenas con foie, su demandadísima ensaladilla rusa, sus fuentes de pisto y de ensalada murciana o su exquisitos conejo frito y magra con tomate. Tienen también mucha aceptación sus rollos de calabacín con jamón york y queso o sus croquetas de jamón ibérico y bacalao.

Todos los días ofrecen un menú diario que, por diez euros en el comedor exterior o 12,50 en el salón interior, nos ofrecen dos platos, a elegir entre cuatro opciones para cada uno de ellos, bebida, postre y café. También ofrecen menús cerrados para grupos desde 25 euros.

Su carta incluye pescados como merluza, dorada, lubina, rodaballo y atún de ijada.

Pero su fuerte son las carnes como el chuletón y entrecot de ternera macerada durante un mes, solomillo, cochinillo, paletilla de cabrito a la murciana, rabo de toro, carrillera de ternera o morros de ternera. En invierno, todos los días tendrán a nuestra disposición un espectacular caldo con pelotas o un fresquísimo gazpacho andaluz en verano.

Por supuesto, también preparan a diario guisos de olla como estofado, potaje, arroz y alubias, olla de cerdo, albóndigas, callos, morros y patatas a la vasca cocidas con pimentón picante, ajo y perejil y, siempre que llueva o amenace con llover, migas con tropezones.

Entre sus postres caseros destaca su tarta de queso con mermelada de arándanos de la Vega del Mar Menor, o su tarta ópera de chocolate con café.

Su bodega incluye más de un centenar de referencias de vinos tintos de Jumilla, Bullas, Rioja, Ribera, Valencia o Verdejo blanco y una fresquísima cerveza Mahou de barril.