Opinión | Noticias del Antropoceno

Gaza se le atraganta a Biden

Aunque no nos lo parezca a los españoles, Joe Biden es un presidente de izquierdas según la percepción norteamericana. Podría comparársele en cierta medida a nuestro José Luis Zapatero o Pedro Sánchez, eso sí, con características genuinamente norteamericanas. Eso significa, entre otras cosas, una fidelidad inquebrantable a Israel, que se fundamenta en razones históricas (sin Estados Unidos y el apoyo de Henry Truman no hubiera existido el Estado hebreo, al menos en su forma actual), por razones religiosas ( el 15% de la población norteamericana que se declara de fe evangélica tiene una fuerte conexión doctrinaria con la cuna del cristianismo y el Estado que ha florecido en Palestina) y también por razones políticas. 

Hay un viejo dicho de que el periódico más independiente de Estados Unidos es The New York Times, que no se somete al control de nadie, excepto al de sus propietarios, muchos de los cuales son judíos. Y en Estados Unidos, un presidente demócrata no puede ganar las elecciones presidenciales sin el apoyo de The New York Times. 

Suscríbete una temporada al diario que respalda las opiniones mayoritarias de los votantes demócratas americanos, como yo hice durante un tiempo, y comprobarás que es cierto. No todos los judíos americanos, sin embargo, apoyan a los demócratas en general y a Joe Biden en particular, pero sí una amplia proporción. Incluyendo un alto porcentaje que se opone al comportamiento de un político ultra como Benjamín Netanyahu y a su liderazgo en el conflicto con los palestinos. No son los que se enfrentan a los manifestantes propalestinos estos días en los campus de muchas universidades americanas, pero se sienten atacados personalmente por sus proclamas antisraelíes. No se puede acusar a los judíos de tener una piel fina ante las críticas, después de que seis millones de sus correligionarios fueran exterminados por los nazis ante la práctica indiferencia del resto del mundo.

El problema de Biden y el Partido Demócrata es que la guerra en Gaza y la desafección que provoca su incondicional apoyo a Israel en los musulmanes norteamericanos (entre ellos un millón y medio de potenciales votantes) puede ser perfectamente el cisne negro que decante las elecciones presidenciales de noviembre en favor de Donald Trump. Si los que se oponen a la mano dura de Israel con los palestinos contribuyen a la derrota de Biden, con Trump y su amigo y aliado Benjamín Netanyahu obtendrán doble ración.

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