Si el dios del vino decidiese un día bajar del Olimpo y darse una vuelta por la Tierra, seguramente estaría en su salsa en las tierras de Yecla y Jumilla, donde "campos cubiertos de viñedos forman su comarca vitivinícola, zona de dilatada historia, con numerosos yacimientos arqueológicos paleolíticos, ibéricos y romanos y cuyos vinos cuentan con Denominación de Origen".

Así se expresan en la web oficial de Turismo de la Región cuando toca hablar de esta comarca, en la que se rinde culto al vino, pero también al paisaje. Lugares como el Monte Arabí, en Yecla, salpicados de historia perpetuada en pinturas rupestres, o el paisaje de La Buitrera, en Jumilla, que bien podría pasar por un óleo digno de ser colgado en un museo.

Jumilla, historia y fiesta

Las calles de Jumilla quedan una vez al año, cada agosto, teñidas de morado durante el desfile de la Gran Cabalgata del Vino, que congregó en su última edición a más de 100.000 personas, según indicaron entonces desde la Federación de Peñas Fiestas de la Vendimia de Jumilla.

Aunque no sólo de fiesta vive la localidad. A pocos kilómetros del casco urbano se erigen el convento de Santa Ana del Monte (siglo XVI) y el Castillo medieval, con la Torre del Homenaje. Asimismo, el municipio alberga pinturas rupestres declaradas patrimonio de la humanidad, y es sede del yacimiento paleontológico de las Pisadas Fósiles de la Hoya de la Sima el cual data del Mioceno Superior, por lo que se estima que tiene entre 5,6 y 7 millones de años.

Quesos, caldos y aceites

Destaca la web de Turismo que el visitante que para en Jumilla no ha de perderse "vinos con denominación de origen y de reconocimiento internacional, quesos derivados de la leche de cabra también con D.O. y Aceites de cosecha propia y ecológicos. Artesanía del esparto y forja".

"En la gastronomía destacan el gazpacho manchego y las gachamigas. El Trigoentero en Semana Santa (de Interés turístico Nacional) y el Relleno por Navidad. En repostería: los sequillos, los rollos de vino y las Cristóbalas, antiguo y genuino mazapán. Todos regados con vinos dulces tintos y blancos de última generación", añaden desde el Ejecutivo regional.

Yecla, arcabuces y misterios

"La altura de su cumbre, lo agreste de sus hondonadas y lo imponente de sus cinglas desgajadas, rotas y llenas de cavidades y abrigos, hubieron de llamar la atención de los primitivos, y fueron sus lomas suaves, asiento de pueblos, y sus rocas, lugar de santuarios, y sus cinglas, atalayas magnificas y puntos de segura defensa", decía Cayetano de Mergelina, allá por 1922.

Prácticamente en la frontera que une las comunidades de Valencia, Castilla-La Mancha y Murcia se ubican las pinturas rupestres que están bajo el Monte Arabí. En sus pinturas radica el interés arqueológico de la zona. Destacan los abrigos pictóricos de la Cueva del Mediodía y Cantos de Visera I y II. Curiosas también resultan las más que numerosas leyendas populares que hay sobre el Monte Arabí.

¿Qué comprar y comer?

Mucho ojo a su afamada industria del mueble. Además, también hay vinos con denominación de origen. Para comer, imperdible es el gazpacho yeclano. Más propuestas: queso frito con tomate, migas, tortas fritas, gachasmigas y sus dulces típicos: pan, vino y azúcar, libricos, ensaimadas y pan bendito.

En Yecla, por otro lado, no hay que olvidar hacer mención al Santuario de La Patrona, en el cerro del Castillo, donde los yeclanos suben cada 7 de diciembre a disparar salvas de pólvora con antiguos arcabuces.