Es la más perseguida. Y ella, que no es tonta, lo sabe. Así que ella, que no es tonta, y lo sabe, calla. Cuanto más calle ahora más costará su parloteo. Es la cosa esa de la oferta y la demanda. Como la cosecha de hortalizas y verduras se ha resentido con los fríos, las hortalizas y verduras han dado un salto en la escala de valor y precio. Pura economía de mercado. No hay que ser una eminencia para darse cuenta de que si no hay berenjenas, la que haya en el mundo te costará un anillo de diamantes. Bárbara Rey no es eminente economista, pero es de Totana, actriz que destapó su cuerpo en la pantalla hasta hacerlo objeto de deseo, presentadora, vedete de circo por las cosas ciegas del amor, lista como ella sola para ganarse la vida, y amiga del otro rey.

Bárbara y rey, por tanto. No es la primera vez que se habla de la fogosa amistad entre la murciana y el monarca emérito. Pero ahora, con el CNI por medio, con supuestos vídeos de los encuentros reales -Rey y rey-, el mercado de la casquería seminal se ha disparado. De las teles, la única que está dispuesta a pagar el eco del deseo de la vendedora de secretos es la cadena a donde van a dar todos los detritos, sean cuales fueren. Se dice que la amante ha pedido 2 millones para sentar su real pandero en el De Luxe, pero Vasiletan loco no está. Está dispuesto a aflojar no más de 200.000 papeles. Con esa sentada podría llevarse la audiencia del mes, tan reñida que Antena 3 puede ser la ganadora. Pero quien tiene un polideluxe que rompería la pana es Sofía de Borbón y Grecia. El otro día, en una entrega de premios, la emérita fulminó el protocolo dejando al rey atrás, que llegó al sitio renqueando con su bastón. Sofía sí que sabe que su silencio es oro.