Hizo muy bien Adolfo Blanco, el alma de A Contracorriente Films, de aprovechar su minuto de gloria en los Goya para reclamar al presidente de RTVE más hueco en la programación para el cine europeo y el cine independiente de cualquier lugar.

Está muy bien el mimo con que la televisión pública privilegia el cine español, pero comulgamos al cien por cien con la reclamación del distribuidor a la hora de reclamar a los responsables de TVE una mayor implicación en la exhibición de películas de otras cinematografías así como todo tipo de cine clásico, una veta que hace demasiados años dejó de explorarse.

Los que pertenecemos a la generación de Adolfo Blanco crecimos con los ciclos dedicados, en un horario muy asequible de tarde y de noche, a todos los grandes actores y directores. Y sin necesidad de rebobinar tantas décadas, recuerdo cuando La 2, aprovechando las etapas de barbecho en la emisión de Cuéntame, completaba sus jueves con Clásicos del Cine, así les bautizaron, que cosecharon grandes audiencias. Hasta que un buen (o mal) día, aquella etapa feliz se acabó. Vete tú a saber por qué decisión en qué reunión y de parte de qué responsable.

Lo cierto es que desde hace tres años la única ventana por la que se emite ese tipo de cine que reivindica Adolfo Blanco es la de los sábados por la noche en La 2. Y no hay nada que objetar. La selección de títulos es impecable. La emisión de 50 películas al año de sello independiente es de agradecer. Pero sabe a poco. Tengamos en cuenta que todo lo que no haga TVE en este terreno se quedará por hacer. Porque las televisiones comerciales en abierto están para otros asuntos. De ahí que debamos exigir a la pública más. Más cine de calidad y menos documentales repetidos.