No es la primera vez que Esperanza Aguirre, portavoz del PP en el ayuntamiento de Madrid, se queja de que los políticos no cobran tanto como la gente cree. Esta pájara, y pido de antemano perdón por si alguien cree que son calificativos gruesos, no tiene ni una pizca de vergüenza. Los políticos no ganan tanto como piensa la gente, dijo hace unas horas tratando de defender a Soraya Sáez de Santamaría, la vicepresidenta, que dejó el coche oficial en el carril bus para hacer unas compras en Primark, al parecer un negocio con precios populares, es decir, al alcance de bolsillos que no pueden permitirse el lujo de ir a tiendas exclusivas.

Dijo la sinvergüenza Aguirre que «los sueldos de los políticos no dan para mucho y donde podemos ir es a tiendas low cost como Primark». Esta señora gana al año cerca de 95.000 euros del ala. Al mes, unos 7.900 euros. Quiso la casualidad que en el sumario de 'Más vale tarde', La Sexta, donde vi la noticia, detrás de esta provocación de la señora que sabe de todo menos de la corrupción que la rodeó cuando era presidenta de Madrid, iba una crónica sobre la reivindicación de afectados, asociaciones, y algunos partidos políticos, de la Ley de independencia, que Míster Rajoy se encargó de gangrenar hasta dejarla cojita, desmejorada, y con fiebre, a punto de fenecer.

Habla para el programa una luchadora valenciana que lleva años en la batalla, Elvira Murcia, que padece la enfermedad de huesos de cristal, guerrera por una causa admirable y colectiva. Esta mujer cobra unos trescientos y pico euros. Si Aguirre tuviera un mínimo de decencia, de vergüenza, de empatía, no sólo cerraría el pico sino que dejaría la política por la puerta de atrás, como las ratas.