La noche comenzó fuerte. Todos los expulsados hasta el momento regresaban a Guadalix para conocer de nuevo el dictamen de la audiencia y saber quién era el concursante repescado. Aída Nízar fue la elegida. Pero la alegría le duro poco. Aída contaba con continuar su vida en la casa con su nuevo mejor amigo, Alejandro Abad, pero éste fue el sexto expulsado del concurso.

Mientras los concursantes celebraban la victoria de Elettra, Aída lloraba desconsolada. Se las prometía muy feliz cuando regresó a Guadalix y vio la cara de sus antiguos compañeros que no se podían creer la noticia de que tendrían que volver a vivir con ella. Además, entró desafiante y provocando, como siempre pero en pocos minutos se deshinchó y comenzó a llorar primero sola en el comedor y después en el confesionario. No podía creer lo que había hecho la audiencia.

Estaba tan afectada que llegó a plantearse la posibilidad de abandonar el concurso: "¿Por qué?, se preguntaba desolada, “¿Por qué está Alejandro fuera y han dejado a una persona que disfruta arrastrando a la gente de los pelos? ¿Dios por qué permites estas cosas? ¿Por qué los valores no se tienen en cuenta?”, continuo.

La noche siguió amarga para los ‘grandes hermanos’. Las nominaciones traían una sorpresa poco grata. La de tener que nominar a la cara, lo que siempre provoca que la convivencia se haga después más difícil.