Creer que los gitanos son los ‘Gipsy Kings’ es lo mismo que pensar que todos los payos son como los que salen en ‘La que se avecina’, opina Raquel Salazar, una de las protagonistas del programa de Cuatro que este miércoles cierra su tercera temporada con la "alegría" de saber que también son reyes de audiencia.

El director del "docureality", Jacobo Eireos, adelanta en una entrevista con EFE que ya están haciendo la preproducción de la cuarta temporada de ‘Gipsy Kings’, en la que habrá varias sorpresas en torno a los protagonistas, que hasta ahora han sido los Salazar, los Jiménez, los Fernández Navarro y los Montoya.

El espacio ha presumido desde su estreno de "una audiencia muy fiel", en torno a 2,2 millones de espectadores, pero lo que le ha convertido en "rey" del share, con 1,3 puntos más que la temporada anterior, ha sido su salto de la noche de los domingos al "prime time" de entre semana, asegura Eireos.

"Eso da una visibilidad increíble. Ahora hace mucho más ruido. Desde el primer año el contenido ha sido muy potente y todo muy, muy trabajado. Es inevitable perder frescura porque los protagonistas son más conscientes de que les estás siguiendo, pero siguen siendo, todos y cada uno, ellos mismos".

‘Gipsy Kings’ tiene una media de un 11,5 % de cuota de pantalla -share- y 1.685.000 espectadores, y es no solo el programa más visto esta temporada en Cuatro sino el de mejor "target" comercial (el segmento de espectadores que más demandan los anunciantes).

Arrasa en Andalucía (15,1 % de cuota de pantalla), donde hay gran presencia de comunidades gitanas, o en Valencia (12 %), Baleares (14,4 %) y Castilla La Mancha (13,9 %) y las edades entre las que más triunfa son de los 13 a 24 años (22,6% y espectadores), de 25 a 34 años (21,7 %) y es líder en su franja en público de 4 a 54 años (15,7 %).

Una de sus estrellas más conocidas y más seguidas en las redes es "la Rebe", es decir Rebeca Jiménez, Miss España Gitana, a la que descubrieron en un mercadillo de Plasencia vendiendo camisetas: "claro que le ha cambiado la vida. Ahora en vez de vender 20 camisetas, le piden 20 fotos y 2 camisetas", dice.

Les siguen durante cinco meses y los cerca de 40 miembros del equipo se dividen en grupos para cada familia, siempre los mismos, porque "eso favorece mucho la relación": "el roce hace el cariño", tanto que alguno apadrina a uno de los bebés de los protagonistas.

Lo más difícil ha sido que adaptar los ritmos de trabajo, porque sus personajes, dice, no están acostumbrados a las exigencias de la televisión,"Se han profesionalizado mucho. A estas alturas con lo que más hay que lidiar es con los egos, porque quieren crecer profesionalmente, pensando en cosas imposibles, y a veces hay poner los pies en la tierra", revela.

Admite que hay parte de las tramas que están "guionizadas" pero insiste en que "un enorme porcentaje" es "la pura realidad", el devenir de su vida cotidiana.

Aunque ya les conozcan mucho, admite que hay cosas de increíble surrealismo, como el día que acompañaron a las Salazar, a las que encanta todo "lo varosky (cristales de Svarovsky)", como dicen ellas, a recoger unas cortinas y "¡una tapa del váter dorada y acolchada!", se ríe.

"Son excesivos y muy genuinos. Muchas veces he dicho que si en nuestro equipo pusiéramos a gente que se encargara de atrezzo y de vestuario jamás estaríamos a la altura. Son cosas increíbles", asegura.

Sobre las críticas de que el programa hace parodia o no es respetuoso con el pueblo gitano, Eireos señala que "no es un programa en el que se opine sobre ellos sino que se centra en la vida de unas familias singulares y que no representan a nadie más que a ellos mismos".

Los protagonistas, afirma, piensan lo mismo que él, un sentimiento que Raquel Salazar, dice, ha resumido por todos con la frase que compara su programa con "La que se avecina".