Irrecuperable, José Mota es otra víctima de la nueva TVE. Se acabo. Se acabo la hora del viernes y se acabaron los especiales por navidades. Era el único espacio donde aun cabía algo parecido a la ironía política, a la parodia de sus representantes, al avatar de Mariano Rajoy con sus eses imposibles de fuelle desajustado, a las manitas picoteando y a la cabeza de Rubalcaba mirando torcido a sus lados. Se acabo.

Porque La tira de Nacho en Los desayunos de La 1 un minuto de imágenes montadas que resumen la semana con espíritu gamberro, no aguanta la mas mínima revisión de los caporales del PP, que estarán salivando de placer con el lápiz enarbolado como una guadaña para ir borrando de la lista tanto desbarre, que tomarse a pitorreo a los políticos no está en el estricto gen de Carlos Floriano ni de Cospedal. La cabeza de Ana Pastor ya rueda por los salones de la enfervorecida y expectante derecha mediática, que se frota las manos. Son curiosos estos desplazamientos.

Cuando los informativos de la televisión pública huelan a propaganda y manejo partidista, y eso está al caer, habrá que buscar refugio en otras ofertas. Antena 3 nunca fue, ni en los peores momentos de la inolvidable pareja Aznar-Urdaci, un lugar con garantías.

Si lo fue, algo que sonara a leyenda, a cuentochino, a invención, a mentira podrida, Telecinco, cuando tuvo noticiarios de referencia capitaneados por Juan Pedro Valentín, con un equipo del que formaba parte Vicente Vallés, Ángels Barceló yMonserrat Domínguez, casi nada. Sonemos. A ver si José Mota recala en la cadena de Mediaset, tal como dicen los comentarios, y tras el hay una ciclogenesis explosiva que le de la vuelta al mamarracho que dirige Pedro Piqueras.