Es en parte superior a las tres películas que se basaron en los mismos hechos, el rescate a finales de junio de 1976 de un centenar de rehenes por varios comandos israelíes en el aeropuerto de Entebbe, la capital de Uganda, pero no añade nada que sea relevante y que justifique este volver a las andadas en un suceso suficientemente exprimido.

Es más, aunque se rodaron a toda prisa, el mismo año de los hechos, los tres largometrajes previos tuvieron acceso a la misma información y todos se vieron en las pantallas españolas, concretamente 'Brigada antisecuestro' (1976), de Irvin Kershner; 'Victoria en Entebbe' (1976), dirigida para la pequeña pantalla por Marvin J. Chomsky, pero estrenada en nuestro país en los cines; y 'Operación Relámpago' (1977), de Menahen Golan. Ninguna de ellas, ciertamente, estuvo a la altura de las circunstancias.

Aunque el director de la que ahora nos llega, el brasileño José Padilha, ha tenido más tiempo para la reflexión y para profundizar más en el tema, la realidad es que lo que vemos no es otra cosa que más de lo mismo. Probablemente con una realización más consistente y un tratamiento menos maniqueo, pero manteniendo una fidelidad estricta a un asunto que fue minuciosamente destripado por la prensa y por la literatura de hace algo más de 40 años.

Sin el peso dramático necesario para comprometer al espectador en lo que está viendo, la cinta transmite solo una parte restringida del drama vivido por los casi 300 pasajeros de un avión de Air France que volaba de Tel Aviv a París y que fue secuestrado en pleno vuelo por cuatro terroristas, dos palestinos del Frente de Liberación Nacional y dos radicales de izquierda alemanes. Su propósito es convertir a los pasajeros en rehenes con el fin de lograr la libertad de medio centenar de compañeros presos en las cárceles israelíes.

Un objetivo que pasa por desviar el vuelo a la capital de una Uganda regida por el siniestro dictador Idi Amin, y llevar a cabo las consiguientes negociaciones con Israel. Éste, por su parte, prepara a toda marcha, porque el tiempo es oro, una operación de rescate con un grupo de comandos, en la que se juega algo más que la vida de los implicados. Así las cosas, todo lo que vemos responde a un esquema harto reiterado, incluido los títulos finales con fotos de los auténticos protagonistas.