Un intento de biopic más que serio y con innegables aciertos que se sitúa en los estadios más íntimos de la personalidad de Blaze Foley, uno de los músicos más destacados del denominado Texas Outlaw Music, que creó su propio estilo, muy cercano a la música country.

Llama la atención, entre otras muchas cosas, por las sensaciones que desprende su forma de crear y de interpretar unas canciones que dan la impresión de que adquieren entidad propia y por el elaborado sentido de la estética que emana de la puesta en escena. Significa, además, la progresiva madurez del actor y director Ethan Hawke, que solo había realizado dos películas previas, Chelsea Walls en 2001 y The hottestv state en 2006, y que vuelve aquí a situarse detrás de la cámara con un toque de propiedad y de clase evidentes.

Fue Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance por la gran creación que hizo el actor Ben Dickey del protagonista. Tomando como punto de partida el libro de memorias Vivir en el bosque en un árbol: Recordando a Blaze Foley, que escribió Sybil Rosen, la mujer de su vida y con quien vivió algo más que un romance, el director ha tratado de afrontar a través de tres apartados los factores decisivos que influyeron en la forma de ser y de actuar de un Blaze que desapareció de forma trágica e inesperada al ser asesinado por un individuo en el transcurso de una disputa familiar cuando intentaba mediar entre aquel y el agresor. Se ponía así punto final a un artista privilegiado que ya había cobrado fama con sus actuaciones en directo en The Outhouse, un famoso local de música en Austin, Texas. En él dejó constancia con solo 39 años de la calidad de sus melodías, que iban creciendo a ritmo febril a pesar de no contar con ningún tipo de compensación económica. Es en el tercer capítulo de estas memorias en el que asistimos a su romance con Sybil y a su éxito personal. Por entonces estaba claro que su familia desaprueba su régimen de vida, por lo que decide hacer del bosque y del auto-stop sus medios de conexión con la sociedad.

Finalmente y ya fallecido, su figura se convirtió en leyenda, brillando junto a nombres como Merle Haggard y Willie Nelson y marcado por la influencia de músicos de la talla de John Prine, Merle Travis, y Woody Guthriel.