El director Jacques Doillon lleva a los cines españoles este viernes 24 de agosto la vida del escultor 'Rodin', quien tuvo que hacer frente en diversos momentos de su vida a la censura, una situación que para el cineasta "no ha cambiado tanto y con la que apenas se ha avanzado, porque estos casos no han desaparecido".

"La censura nunca ha desaparecido y, de hecho, ni siquiera ha soltado a Rodin, quien sigue sufriendo el ataque de la gente. Si te paras a pensar, en todo el mundo se cubren estatuas y menos mal que la que hizo Rodin de Balzac lleva bata", ha ironizado en una entrevista con Europa Press el realizador.

Para Doillon se está volviendo a "esa ausencia de libertad que se respiraba" en los años 50 y 60 y que, a su entender, se rompió en los años 70. El autor pone como ejemplo al propio Rodin, que cuenta con más de 10.000 dibujos eróticos que perviven "en la censura más absoluta". "Yo mismo tengo seis dibujos y si tuviera los 10.000 sería feliz", ha añadido.

'Rodin' se centra principalmente en la historia de amor del escultor de 'El pensador' (interpretado por Vincen Lindon) con su colaboradora Camille Claudel (Izïa Higelin), aunque recogiendo parte del ambiente de la época (en especial con la presencia del grupo de impresionistas encabezados por Monet).

"No quería hacer grandes discursos sobre el personaje, de hecho quería alejarme de lo que busco y por eso dejé libertad a los actores", ha señalado Doillon, tras explicar que Lindon estuvo preparando varios meses a su personaje e inclusó trabajó antes con arcilla hasta llegar a hacer copias.

"El proceso de creación me parecía indispensable para interpretar al personaje. Lindon llegó a hacer la escultura de un 'Beso' que no estaba mal, pero evidentemente no era Rodin...", ha comentado con humor el cineasta, quien también recuerda una anécdota del rodaje. "Lindon estaba tan metido en el papel que una vez llegó a cuestionar por qué le daba indicaciones, si era Rodin", ha ironizado.

Rodin contra Camille

La luz que consiguió la obra de Rodin en los últimos años de su vida pudo eclipsar a la de la obra de Camille, si bien Doillon no cree que "pueda hacerse reproches" al escultor. "Él hizo lo que debía, presentó a muchísima gente a Camille y empezó a coleccionar sus obras. Lo que creo que pasó es que Camille era muy orgullosa y se frustró porque su trabajo se estancó", ha apuntado.

Para el cineasta, también resultaba importante plasmar la presión que tuvo que soportar el artista francés frente a la crítica de la época, que no le respaldó en varias ocasiones. "El tenía su orgullo y sabía lo que quería, aunque tuvo que luchar mucho. Afortunadamente, los críticos de cine de ahora no son tan conservadores como a finales del siglo XIX", ha concluido.