El 12 de diciembre de 1913 Jacinto Benavente estrenaba en Madrid, en el Teatro de la Princesa, su obra La Malquerida, un drama rural que también tuvo su versión cinematográfica en 1949, ha servido de inspiración a los jóvenes hosteleros Javier Gil Ruiz (Hellín), encargado de la sala; Ismael López Pagán (Alcantarilla), responsable de la cocina, y su socio de Alcoy, Simón Hendrik Van Olmen, quienes inauguraron a finales de agosto de 2019, La Malquerida, su primer proyecto en común, en la emblemática Plaza de La Cruz, a los pies de la torre de la catedral de Murcia. Un espacio gastronómico que nos sorprenderá desde el minuto cero por su llamativa y colorista decoración, inspirada en un escenario teatral de los años 20, con guiños a los años de la ley seca o el Gran Gatsby, y por supuesto no nos dejará indiferentes su atrevida propuesta gastronómica de fusión basada en producto de temporada con el acento puesto en las cocinas latinoamericana y asiática.

Cuando accedemos al restaurante, que cuenta con una terraza, de seis mesas, a la que en breve incorporarán un toldo, encontramos a la izquierda una gran barra de diez metros de mármol blanco con cómodos taburetes tapizados de color fucsia. Sobre la barra encontramos una gran vitrina que nos puede llamar a engaño pues, aunque nos reciben espectaculares pescados, zamburiñas, almejas, ostras o mejillones, no estamos entrando a una marisquería al uso, sino que su carta nos ofrecerá una oferta gastronómica más compleja y variada.

«Mucha gente al entrar piensa que somos marisquería y nada que ver ­-explica Javier-. Nos gusta el mar entero, pero nosotros lo que buscamos es el mejor producto de temporada. Queremos cambiar nuestra carta tres veces al año y ofrecer desde erizos, chanquetes, piparra a setas, boletus y níscalos; platos preparados en wok y, por supuesto las carnes, donde estamos introduciendo la costilla de palo de vaca frisona y el lomo bajo entrecot de black angus, el secreto de bellota ibérica y mini hamburguesas de chato murciano».

Un gran escenario con rojos cortinajes, donde destaca un gran retrato inspirado en la actriz María Guerrero, primera protagonista de La Malquerida, preside la zona del comedor, con suelo de madera, que cuenta con mesas altas y bajas y capacidad para 93 comensales. Y en el centro del comedor, encontramos una pequeña barra interior para copas y coctelería. Cuentan con altos techos, con columnas de hierro forjado y unos grandes rollos dorados de antiguas películas cinematográficas en sus paredes. Históricas lámparas, con flecos completan la decoración de La Malquerida.

Es conveniente reservar si vamos a visitarles durante el fin de semana, cuando el equipo habitual de cuatro personas se duplica para poder atender a la nutrida clientela. Cuentan con un menú diario por 18 euros que incluye algún plato de olla como fabes con almejas o callos de piel de atún.

Entre sus aperitivos encontramos sus anchoas de primavera, sus particulares marineras sobre regañá de trigo tostado fino, sardinas ahumadas, hueva de mújol o caballitos de gamba roja. Para los amantes de las ostras no pasarán desapercibidas sus ostras francesas Gillardeau y su especial elaboración 'Ostra y pasión' con maracuyá y ají de fresa. Berberechos, almeja japónica con gamba y piñones y sus espectaculares mejillones Chilli Hot, completan su oferta de mariscos.

Entre sus entrantes encontramos el tartar de quisquilla y fresa, el ceviche de temporada, tataki de salmón salvaje, calamar braseado, alcachofas con jamón ibérico o su mini burger de chato murciano. Al wok preparan verduras salteadas, setas y su jamabalaya, unos noodles de fideos de arroz, con verduritas, salsa teriyaki, soja y gamba. Entre sus pescados destacan su sashimi de chutoro, tataki de atún, la parpatana braseada, rodaballo a la brasa y gallo pedro con ajetes tiernos. Cuentan con una amplia carta de vinos seleccionada por el sumiller Javier Zapata.