El espectacular espacio que hoy ocupa La Maíta fue hasta los años ochenta la casa de una muy popular ´sanahuesos´ -no le gustaba que la llamasen curandera- que fue conocida en toda la Región por sus habilidades para sanar afecciones óseas y musculares.

La casa de La Maíta estaba construida entre los restos de la antigua Alcazaba de Molina, un amurallamiento árabe del siglo XVII que también cuenta con los restos de un aljibe del siglo XVI, un lugar mágico sin duda y rodeado de leyendas desde donde se puede contemplar gran parte de Molina y sus alrededores.

Este mágico lugar fue el elegido por los hermanos Tomás y Juan Pedro Écija y Cundi Sánchez para instalar su espectacular espacio gastronómico La Maíta, que abrió sus puertas por primera vez el 10 de septiembre de 2013. El resto del equipo de La Maíta lo conforman Rubén y José en sala, y Ana, Ismael y Ari en la cocina. Tomás y su mujer, Cundi, regentan también el aplaudido restaurante El Albero, en Ceutí, además del Servicio de Catering El Albero.

La moderna construcción, a base de acero corten y cristal, consta de cuatro espacios, dos interiores con capacidad para doce comensales en la parte inferior y una treintena en el acristalado piso superior. En la terraza también encontramos dos zonas, la principal con capacidad para unos 50 comensales y la torre, para 12.

DOS MENÚS DEGUSTACIÓN

Además de una completísima carta -con especial atención a los sabores de fusión orientales-, cuentan con dos menús degustación, uno ´Expres´, por 38 euros, que incluye salmorejo, lomito de sardina braseada, tierra crujiente de soja y encurtidos; vieira gratinada picante con langostino tigre y ensalada wakame; futomaki tempurizado de toro picante y cebollino; trigo, ventresca y atún y gamba blanca; croquetón medieval, humus, panceta y gel de yema de corral; canelón de chato murciano en su jugo, gratinado con setas salteadas y´ de postre, chocolate en diferentes texturas y café o infusión.

El ´Menú Premium´, por 63 euros, incluye casi una veintena de bocados con texturas y sabores atrevidos que Tomás ha presentado en diferentes eventos gastronómicos, como sus sorprendentes snacks de bienvenida, tres aperitivos de bocado que son su snack crujiente de piel de salmón con esferificaciones de pimiento asado con caballa; snack de arroz con cremoso de tomate seco y crujiente de alcaparra, para terminar con bombones de foie y queso y trampantojo con forma de guijarros. Les siguen su nueva versión de la hueva con almendras -cremoso de almendra tierna, salazones y crujiente de sésamo-; tomate emulsionado, hortalizas encurtidas y lominto de sardina ligeramente braseado; ostra ´Guillardeau´, cítricos y codium; versión 2018 del ´Mar Menor´ comestible -con carpaccio de gamba y caballito de algas-; ´De la mar a su mesa´: vieira (tapa de cuchara), tartar de salmón (servido en bambú), ceviche (en bol pequeño); tartar de atún rojo y helado de kinchi; falso maki de chipirones en su tinta; Niguiri (huevo, panceta y trufa); guiso de gallo de corral con su cresta, molleja y la piel crujiente de sus patas; parpatana de atún rojo asada, jugo de chato murciano y cremoso de patata ahumada (guarnecido con causa limeña y miso), y, de postre, un trampantojo de fresón de crema de queso con chocolate, petit food y café o infusión.

Puntualmente acogen actividades gastronómicas de todo tipo, como catas y maridajes, cenas a dos manos o ronqueo de atún, y cada noche, tras las cenas, La Maíta se convierte en un privilegiado local donde disfrutar de excelentes copas y cócteles.

Cuentan además con una amplísima bodega de vinos y cavas, y cervezas tan especiales como las japonesas Kirin Ichiban y Coedo Shiro; la cervezas artesanales Malquerida o Palpita, y la Ak Addam y Budweiser.