El antiguo Mesón San Antonio, situado desde hace más de treinta años en el Camino de las Casas en el término municipal de Sangonera la Seca, a tiro de piedra de la Base Aérea de Alcantarilla, cuenta con nuevos inquilinos desde hace menos de cinco meses. Se trata de un equipo que ha sabido incorporar al nuevo local su particular visión de la mejor gastronomía tradicional murciana y donde reinan los platos preparados al horno de leña, un inconfundible olor que podemos apreciar nada más acceder al espacioso local, que nos recuerda a las ventas de carretera de toda la vida.

El boca a boca ha sido la mejor publicidad para darse a conocer y, sobre todo los fines de semana, es habitual que el restaurante se abarrote de clientes y amigos dispuestos a degustar sus sabores más genuinos.

El eslogan que encontramos en su fachada es 'Saborea la vida sin prisas', y es que Luis Tobal y José Navarro, con una plantilla de nueve profesionales, han logrado en muy poco tiempo que el nuevo mesón Anca e Luí se haya convertido ya en todo un referente de la zona, y raro será el día que no veamos repleto el amplio aparcamiento situado frente a su puerta, señal inequívoca de que en su interior vamos a encontrar una gran cocina.

Unos pinos centenarios nos reciben al llegar a Anca e Luí, y antes de entrar al restaurante nos encontramos con una coqueta y refrescante terraza con media docena de mesas.

Cuando accedemos al local, a través de su terraza, nos llamará la atención su espectacular chimenea de leña que no pasa desapercibida en el centro del amplísimo salón comedor (con capacidad para más de un centenar de comensales), y su decoración imitando a la de las antiguas barracas murcianas, donde no falta un arca -bajo el espejo a la entrada- o diferentes rincones como el que ocupa una platera huertana, aperos de labranza en sus paredes, un pequeño escenario y hasta un cuadro con una histórica imagen de la inconfundible Virgen de La Fuensanta.

Amplísima oferta de tapas

Pero hacia donde sin duda se irán nuestros ojos al acceder al local será a la barra, nada más entrar (rodeada de columnas forradas de papel pintado imitando ladrillos de piedra), donde encontraremos unas amplísimas vitrinas repletas de las más suculentas tapas, entre las que no faltarán las migas si el día ha amanecido nublado. Y los fines de semana, viernes, sábados y domingos (es importante que reservemos mesa con antelación), podremos encontrar un exquisito pulpo a la leña -uno de sus platos estrella-, así como cochinillo y arroces de todo tipo: de conejo con caracoles, de marisco a la leña, de pollo o de costillejas.

Entre sus tapas, además de ensaladillas, matrimonios y empanadas, también preparan berberechos, caballitos, gambas al ajillo y las más tradicionales tapas de la gastronomía regional murciana, aunque también platos más especiales como el estornino con setas o unas deliciosas berenjenas rellenas. Además, preparan guisos caseros de todo tipo -como cocido o caldo con pelotas- todos los días, pero sin lugar a dudas su fuerte son las carnes a la brasa, especialmente el chuletón o entrecot de vaca.

Cuentan con menú diario por solo ocho euros que incluye dos platos, bebida, café y postre, y, de cuando en cuando, organizan cenas-baile en fechas señaladas como Carnaval o de San Valentín.

En la terraza interior, que da acceso a los baños, están habilitando estos días lo que será la zona infantil, ya que son muchos los matrimonios que los eligen para la celebración de cumpleaños o las comuniones de sus hijos. También proyectan, en breve, la apertura de una gran terraza exterior, junto a la entrada.