Desde el 29 de marzo de 2014, Magoga es sinónimo de sabor y amor en su máxima expresión, sabor obtenido en base al amor a una cocina de mercado en constante evolución, con productos autóctonos y de temporada a nivel de alta cocina y con un esmerado servicio de sala. Cada uno en su terreno, María Gómez García -Ma. Go. Ga.- (Fuente Álamo, 1987) y Adrián De Marcos (Madrid, 1986), buscan la perfección y la complicidad en el ritual que establecen con sus clientes, con el único objetivo de hacerles vivir una auténtica experiencia en un recorrido gastronómico por el sabor, el olor y el amor a la historia de la trimilenaria Cartagena con una sobria y elegante decoración, paredes grises decoradas con artísticos bancos de doradas, mesas con doble mantel blanco y negro, una cuidadísima vajilla y una impresionante cristalería para servir y disfrutar sus más de 350 referencias de especialísimos vinos de micro-productores de todo el mundo, de más de 120 denominaciones de origen.

El alma de la cocina de Magoga es María Gómez, formada en la Escuela AIALA de Karlos Arguiñano en Zarautz (donde conoció a su compañero profesional y sentimental, Adrián de Marcos, formado también en Zuberoa, junto a Hilario Arbelaitz) y en el Basque Culinary Center de San Sebastián.

Después, Gómez compartió cocina con sus mentores, Juan Mari Arzak y Ferran Adriá, en elBulli. Pero fue de la mano de Xabier Gutiérrez, uno de los investigadores del laboratorio de Arzak, donde abrazó la vanguardia y aprendió a perfeccionar sus técnicas. Ayudan a María y Adrián un profesional equipo de once trabajadores de la hostelería. El resultado es una carta que varía cada tres meses al son de las temporadas, sorprendiendo al comensal con las nuevas y esmeradas creaciones que incluyen en su espectacular menú degustación (105 euros con maridaje o 70 euros, sin bebida) con los snacks de bienvenida como el crujiente de piel de chato murciano con caballa marinada.

Los guiños a la tradición murciana que se adivinan en las Flores de Novia (un postre típico del Campo de Cartagena), que María sirve como snack salado hecho con patata con miel y sal de pimentón con sobrasada vegetal, su original y divertidísimo helado (un polo con su palo) con salsa de fresas a la brasa y aceite virgen extra ecológico hojiblanca de la almazara de Ortega; o en platos como el tartar de langostinos del Mar Menor y crema de sus cabezas, con salsa picante y salsa de coliflor y pomelo; o la ensalada de salazones y cebolla asada que nos sirven en una réplica cerámica del submarino de Isaac Peral.

El festival continúa con el espárrago blanco ecológico de Tudela de Duero, cocido, escaldado y a la brasa con crema holandesa con avellana tostada y anguila ahumada. El mar cartagenero está presente en su siguiente plato, el calamar de anzuelo del Puerto de Cartagena a la brasa y sus patitas rebozadas en harina de garbanzo con almendras marcona en láminas salteado con alcachofas y setas de temporada, además de espuma de hinojo. La montaña vuelve de nuevo en su plato de colmenillas (unas setas de primavera) a la crema, guisadas y salteadas con foie y Baileys con alcachofas a la brasa en dos texturas y salsa de ave. Continuamos con un sorprendente guiso de callos de bacalao con raya a la brasa con su torrezno, gratinado con mantequilla y crujiente con las espinas de la raya, sazonado con hojas de lima kaffir, para culminar con uno de sus platos estrella, que no encontraremos en más sitios, como el pichón de Bresse en su jugo, asado en una crema ligera de maíz y adornado con crujientes de maíz, cacao y royal de sus hígados.

Pero el menú aún no ha terminado, pues llega el momento en el que Adrián aparece con la espectacular estación de exclusivos quesos, (con más sesenta variedades) del que nos ofrecerá una selección, antes de llegar al primero de los postres: su piña en texturas, crema de vainilla y vinagre Gutiérrez de La Vega Monastrell 30 años; para continuar con su espectacular ´Pasión de chocolate y algarroba´ con esponja de cacao, maridado con la sidra de hielo canadiense Neige, elaborada a partir de la mezcla de 30 distintas variedades de manzanas. Y para concluir, tres petit fours: nube de fruta de la pasión, roca de chocolate blanco con cereal y brownie helado de avellana.