Desde el pasado 9 de octubre podemos disfrutar en pleno centro histórico de Murcia, junto a la torre de la catedral, de un auténtico balneario del Mar Menor, tanto por sus colores azul y blanco, como por su oferta gastronómica donde los productos del mar, sobre todo el pescaíto frito, servido en cucuruchos, son su principal seña de identidad.

Después de ocho años en su anterior local El Roalico, en la calle Soledad, Lola Sánchez García y Erich Angulo Olivo, con la ayuda de Rafael Cayuela Sánchez, han dado un giro completo a su anterior etapa y en este nuevo negocio familiar ofrecen divertidas tapas de pescado que varían según mercado, pero donde no faltarán las frituras de pescaíto, guisos diarios, croquetas caseras, pulpo al horno, tigres de mejillones o leones de zamburiñas, cazón en adobo, huevas y letones, salpicón de marisco, calamar y el caldero del Mar Menor en las mañanas de los domingos.

El pequeñísimo local, de apenas 36 metros cuadrados, está prácticamente ocupado por la barra, aunque también cuenta con ventanas donde tapear desde la calle.

Un cartucho de pescaíto nos costará cinco u ocho euros, según tamaño y una fritura variada, 18 euros. La cerveza, Estrella Damm, 1,20 euros la caña, 1,50 la jarra y dos euros la pinta. Y entre sus vinos encontramos los blancos Marina Alta -de Alicante-, La Virtu, Allée Chardonnay y Don Indalecio, de Rueda. También tienen Manzanilla y los tintos Virtu y Equilibrio.

Entre sus guisos caseros diarios podremos encontrar migas a la marinera, caldo con pelotas marineras, marmitaco, guiso de pulpo, patatas con sepia, rape a la almendra, risoto con gambas o el arroz marecico. Pero sin duda su plato estrella es su auténtico ceviche peruano con leche de tigre y yuca. Cuentan con postres caseros que varían cada semana con sugerencias como su tarta oreo o tiramisú.